Javier Hurtado/ La aplanadora y la quebradora

AutorJavier Hurtado

En la tradición cultural mexicana, lo normal es que en diciembre, junto con las posadas, se echen a andar también las "aplanadoras" en las asambleas legislativas a efecto de sacar adelante las iniciativas de leyes de Ingresos y Presupuestos de Egresos que los Ejecutivos les envían año con año a efecto de proceder a su discusión y, en su caso, aprobación. Sin embargo, de 1997 a la fecha la costumbre legislativa ha oscilado de la tradición de la "aplanadora" a la práctica de "la quebradora". Es decir, se ha pasado de la imposición de las mayorías congresionales del partido del Ejecutivo para aplastar a la Oposición, a la puesta en práctica del mayoriteo opositor para cobrarse los agravios que en otras fechas les pudieran haber hecho los partidos del Ejecutivo cuando tuvieron mayoría absoluta en los órganos legislativos.

Este hecho, junto a la indiscutible realidad de la creciente pluralidad política existente en los Congresos locales y federal, así como la cada vez más creciente presencia de fenómenos de Gobiernos divididos (cuando el partido del Ejecutivo no goza de mayoría absoluta congresional), obliga a revisar los criterios tradicionales ha través de los cuales es aprobada la que sin duda es la más importante iniciativa legislativa que se presenta cada año. Bueno fuera empezar a considerar introducir en las Constituciones un dispositivo especial que permitiera desterrar de la tradición congresional mexicana tanto la práctica de "la aplanadora" como la táctica de "la quebradora". Para ello, la única posibilidad es establecer un tipo de mayoría especial (que puede ser de dos tercios o de tres quintas partes) para la aprobación del Presupuesto de Egresos y la Ley de Ingresos.

Seguramente no faltará quien critique esta propuesta bajo el argumento de que si una opción política triunfó en las elecciones y se convirtió en Gobierno lo menos que se puede es regatearle su derecho de llevar adelante la plataforma electoral por la que votaron mayoritariamente los electores. Sin embargo, coincidiendo en lo anterior, también debe reconocerse que cuando un candidato triunfa en unos comicios y se convierte en gobernante, a partir de ese momento su obligación será gobernar para toda la población y no únicamente a favor de quienes por él votaron, o de los miembros del partido político que lo postuló.

Si el Presupuesto de Egresos es el instrumento más importante para llevar a cabo la acción de Gobierno, no veo por qué, en su determinación final, no puedan...

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