Jaque Mate / Tele de élite

AutorSergio Sarmiento

"La mayor parte de la gente es como alfileres: su cabeza no es lo más importante".

Jonathan Swift

Este pasado viernes estaba yo con ánimo provocador. En el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, asistí a una cena de discusión sobre los medios electrónicos. Quizá porque entre los asistentes se encontraban varios directivos de televisiones públicas, se me ocurrió hacer una afirmación políticamente muy incorrecta:

"Yo no entiendo -dije con falsa candidez- por qué le dicen 'pública' a una televisión que se financia con los impuestos de todos los contribuyentes para hacer programas que sólo le interesan a una minoría. En cambio llaman comercial y desprecian a una televisión que gratuitamente ofrece programación que una enorme mayoría de la gente quiere ver".

Uno supondría que los asistentes al Foro Económico Mundial, que los medios han insistido en retratar como los más bajos representantes del capitalismo internacional, aplaudirían en automático una afirmación de este tipo. Pero la verdad es que los participantes de Davos pertenecen más al mundo de las buenas conciencias que al de los capitalistas sin corazón que imaginan los caricaturistas de la izquierda.

Así, los participantes de la discusión sobre los medios de inmediato se unieron para cuestionar mi afirmación. Todos hablaron de las virtudes de la televisión pública y de la necesidad de que los gobiernos apliquen controles -sí, censura- para que la televisión no se base en criterios estrictamente comerciales. Muchos dijeron que la televisión no debe darle a la gente lo que quiere sino algo que eduque y mejore su nivel cultural.

En este tema, las clases altas y educadas del mundo reaccionan con previsible uniformidad. Los medios de comunicación deben, desde su punto de vista, educar conforme a sus criterios y no simplemente entretener a las masas con la vulgaridad en las que éstas caen cuando no tienen una guía adecuada de sus superiores.

Las buenas conciencias de Davos me ofrecieron de inmediato numerosos ejemplos -me imagino que pensaron que yo, tan educado que me veo, no los conocía- de lo que el vulgo ve cuando la gente de bien no le filtra los contenidos de la televisión. Ahí están los reality shows, que ofrecen una simple satisfacción voyeurista sin aprendizaje de ningún tipo, o los talk shows, que llevan al gran público discusiones que no deberían de existir -porque los temas mismos son inmorales- o que deberían ventilarse sólo en privado. En Europa ahora -añadieron- las...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR