JAQUE MATE / Obama Motors

AutorSergio Sarmiento

"El capitalismo sin bancarrota es como el cristianismo sin infierno".

Frank Borman

La posibilidad de quiebra es uno de los fundamentos de una economía de mercado. El fracaso de los que se equivocan permite el avance de quienes aciertan: es una forma de selección natural que permite la supervivencia de los más aptos. El gobierno de Estados Unidos, sin embargo, está atacando los cimientos mismos del sistema económico que dice defender al rescatar con dinero de los contribuyentes primero a los bancos y ahora a General Motors (GM).

Ayer se declaró la bancarrota formal de GM. Es la mayor quiebra de la historia. GM fue en los años cincuenta la mayor empresa del mundo, no sólo en la industria automotriz sino en cualquiera actividad. Su rentabilidad duplicaba la de otras firmas automotrices. Cuando el Senado la investigó por supuestas prácticas monopólicas en 1955, su entonces presidente Charlie Wilson emitió la famosa declaración: "Lo que es bueno para General Motors, es bueno para los Estados Unidos." Hoy la empresa está quebrada, pero el problema viene desde hace muchos años. En el 2005 señalé en este mismo espacio que GM había dejado de ser competitiva. Cualquier compañía que hubiera sangrado durante tanto tiempo habría dejado de existir, pero el gobierno quiso proteger a los United Auto Workers, un sindicato de enorme influencia política. El boquete se ha hecho así cada vez mayor. Ayer, al presentar su propuesta de bancarrota ante un juzgado de Nueva York, la empresa reconoció deudas por 172 mil 810 millones de dólares contra activos por 82 mil 290 millones. GM tiene así un valor negativo de más de 90 mil millones de dólares.

Lo lógico habría sido cerrar las puertas de la empresa y permitir a otras compañías que han sabido mantener una mayor productividad, desde Ford hasta Toyota, Honda y Nissan, ocupar el lugar de GM. Pero el gobierno de Barack Obama ha continuado la estrategia de su predecesor George W. Bush (en este tema demócratas y republicanos son iguales) y ha decidido rescatar la compañía.

La bancarrota formal no es el comienzo del cierre de la empresa sino de un injusto rescate. La empresa está recibiendo un subsidio del Tesoro para mantenerla viva...

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