Jaque Mate / El monopolio

AutorSergio Sarmiento

"La competencia es un pecado".

John D. Rockefeller

Mañana se cumplirá un aniversario más de la expropiación petrolera de 1938. Este acto ha sido visto por la clase dirigente de nuestro país como la justificación fundamental del sistema político que duró de 1917 al 2000 y que podría renovarse a partir de este 2006 si Andrés Manuel López Obrador triunfa en los comicios presidenciales. Mi opinión, sin embargo, es que la expropiación ha resultado un gran fracaso, pero nadie se atreve a decirlo.

Quizá hubo en su momento razones que justificaran la medida. El pretexto fue que las compañías petroleras extranjeras, principalmente británicas, habían decidido desconocer un laudo de la Suprema Corte de Justicia en una disputa con los sindicatos. Es verdad que hay buenas razones para pensar que el propio Gobierno de Lázaro Cárdenas promovió el conflicto laboral con el propósito de llevar a cabo la expropiación, pero aun así se entiende que ningún País puede darse el lujo de que un grupo de empresas extranjeras que operan en su territorio desconozcan la validez de los tribunales nacionales.

Las consecuencias de la expropiación, sin embargo, han sido muy nocivas para los mexicanos y para nuestra economía. Para empezar, Lázaro Cárdenas dijo en su momento que lo que estaba haciendo era una "nacionalización" de la industria petrolera. Esto habría significado que no se permitiera la operación de empresas petroleras extranjeras en nuestro País. Pero las medidas que realmente llevó a cabo tras expropiar los activos de las petroleras llevaron a un objetivo completamente distinto. Lo que hizo Cárdenas fue crear un monopolio. No sólo prohibió a los extranjeros llevar a cabo actividades en la industria petrolera sino también a los mexicanos. No se trató, pues, de una nacionalización sino de una monopolización.

El monopolio de Pemex ha tenido un costo enorme para nuestro país. Ha significado que un pequeño grupo de personas -principalmente políticos y líderes sindicales- mantengan el control de la mayor industria de nuestro País. Y el manejo que han hecho de ella ha sido extraordinariamente dispendioso e irresponsable.

Ni siquiera la suerte, que ha sido muy generosa con nosotros, nos ha salvado. México ha tenido y perdido dos oportunidades enormes para enriquecerse con el petróleo. A fines de los años setenta y principios de los ochenta vivimos la primera gran bonanza petrolera. Pero la falta de visión a futuro hizo que esta bonanza se transformara en la crisis...

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