JAQUE MATE / Minimum minimorum

AutorSergio Sarmiento

"Los promotores del sueldo mínimo piensan que el gobierno puede subir el precio del trabajo sin reducir el número de trabajadores que serán contratados".

Thomas Sowell

En un momento preelectoral, y con el país sumido en un profundo malestar, la clase política mexicana ha encontrado por fin unanimidad en un tema: subir el salario mínimo muy por arriba de la inflación.

El movimiento lo inició Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno de la Ciudad de México, pero a él se han unido el PAN e incluso el gobierno federal priista, que mandó al Congreso una iniciativa para evitar que el mínimo siga siendo índice de medida de impuestos, créditos o multas. La iniciativa se quedó varada en el Congreso, pero no está muerta. El aumento del salario mínimo para el 1o. de enero del 2015, de 4.2 por ciento o 2.81 pesos diarios en la zona A, ha proporcionado nueva munición al movimiento.

Las razones políticas para subir artificialmente el mínimo son claras. Pocas medidas alcanzan tanta popularidad. Subir el sueldo a quienes menos ganan, de hecho, parecería una panacea de justicia social y reactivación del consumo interno. Pero, ¿realmente beneficiaría a los más pobres y aumentaría el consumo?

En los años sesenta y setenta la mayor parte de los trabajadores de bajo nivel ganaba el mínimo. Las empleadas domésticas recibían incluso menos. Hoy es muy difícil, si no imposible, encontrar a alguien que labore por 2.018.70 pesos al mes. Ni siquiera las empleadas domésticas o los peones de la construcción lo hacen. Sin embargo, en las estadísticas oficiales aparece que el 14 por ciento de la población ocupada gana el salario mínimo en el país y el 9 por ciento en el Distrito Federal (Política de recuperación del salario mínimo, CDMX).

¿Quiénes obtienen el mínimo? Una parte muy importante son trabajadores con ingresos adicionales a su sueldo, como meseros que obtienen propinas. Algunas empresas registran a sus trabajadores con salario mínimo en el IMSS, pero les dan otras remuneraciones. Aun así, algunos trabajadores ganan el salario mínimo y, lo más sorprendente, otros incluso menos.

Quizá un aumento artificial del salario mínimo ayudará a algunos trabajadores, pero si es demasiado alto podría incrementar el desempleo. Con un 60 por ciento de la población económicamente activa en la informalidad, por otra...

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