JAQUE MATE / Menores adultos

AutorSergio Sarmiento

"Los adultos nunca entienden nada por sí mismos, y es cansado para los niños tener siempre que explicarles las cosas".

El Principito (Antoine de Saint-Exupéry)

Shakespeare imaginó a su Julieta, la hermosa hija de los Capuleto, con 13 años de edad cuando su madre le dice que ha llegado el momento de escoger un marido. Aunque Lady Capuleto es presentada como una mujer preocupada por el bienestar de su hija, hoy habría sido encarcelada por promover el abuso de una menor.

Los tiempos han cambiado. La definición de niño ya no es la misma. La infancia se ha prolongado. Durante milenios los niños empezaron a trabajar a los ocho o nueve años. A los 13 o 14 eran adultos. Hasta la fecha el Bar Mitzvah judío a los 13 marca el momento en que un joven se convierte en sujeto de la ley. La soldadesca en tiempos de guerra solía estar formada por jóvenes de 15 a 17 años. El Ponchis, el sicario morelense de 14 años, no se habría sentido fuera de lugar en los batallones de la antigüedad.

Las mujeres del Medievo o el Renacimiento eran desposadas a la edad de Julieta. Lucrecia Borgia contrajo nupcias con Giovanni Sforza a los 13 (todavía hoy en las comunidades indígenas mexicanas las familias casan a sus hijas a esa edad). El promedio de vida, es verdad, era más corto. Lucrecia murió a los 39 a pesar de que su posición y riqueza le garantizaban los mejores cuidados y tratamientos médicos. Quizá por eso los jóvenes de 14 o 15 eran considerados adultos con todos los derechos y obligaciones. Se vivía con prisa.

La situación no era muy diferente en los tiempos bíblicos. David, el pastor, el más pequeño de los hijos del efrateo Isaí, tenía de 15 a 17 años. Llevó alimentos a sus hermanos al valle de Ela donde Saúl y los israelitas preparaban una batalla contra los filisteos. El enorme Goliat salió a retar a cualquier israelita a un combate singular. David no le tuvo miedo. Con una honda le clavó una piedra en la frente y el gigante "cayó sobre su rostro en tierra" (1 Samuel 17:49). Con el tiempo David se convertiría en rey de Judá y gobernaría por décadas. En su vejez tuvo esposas menores de edad, lo cual no le impidió ganarse el respeto de su pueblo. Hoy David habría sido encarcelado. Lo mismo le habría ocurrido a Sócrates, el filósofo ateniense que gozaba la compañía de discípulos adolescentes.

La mayoría de...

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