Jaque Mate / Jefe de policía

AutorSergio Sarmiento

"Nunca detengas a un enemigo que se está destruyendo a sí mismo".

Anónimo

El presidente de la República tiene la facultad de destituir al secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal y de nombrar a un sucesor. Esto ya lo hizo en una ocasión, cuando cesó a Marcelo Ebrard -quien paradójicamente es hoy jefe de Gobierno electo de la capital- usando como excusa el desempeño del entonces jefe de policía en el linchamiento de policías federales en San Juan Ixtayopan, Tláhuac. No olvidemos que el actual secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, Joel Ortega, fue nombrado por el presidente Vicente Fox después de la destitución de Ebrard aunque a propuesta del entonces jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador.

Decenas de lectores me han hecho llegar correos electrónicos en que dicen que si el Presidente tiene esa facultad, ¿por qué entonces no destituye a Ortega y nombra a un jefe de la policía capitalina que tenga la voluntad y el valor de aplicar la ley para poner fin al lacerante y costosísimo bloqueo del Paseo de la Reforma y el Centro Histórico del Distrito Federal?

Desafortunadamente, el presidente Fox ha decidido sacrificar a los ciudadanos de la Ciudad de México en aras de la conveniencia política. A nadie se le escapa el hecho de que el secuestro de la Ciudad de México está teniendo un costo político muy elevado tanto para López Obrador como para el PRD. Cientos de miles de capitalinos que votaron por ellos no alcanzan a entender por qué el candidato y el partido se han ensañado contra una ciudad que ha sido especialmente generosa con ellos. Entre más transcurra el tiempo y los costos del bloqueo aumenten, y en especial cuando empiecen los inevitables despidos masivos de trabajadores de restaurantes, hoteles y comercios, la ira contra el PRD continuará creciendo.

Ni el presidente Fox ni el PAN tienen que hacer nada para que López Obrador y el PRD sigan socavando su popularidad en la entidad de la República donde tienen una presencia más fuerte. Lo único que tienen que hacer es cruzarse de brazos. Y, si acaso, sonreír.

La situación sería radicalmente distinta, empero, si el presidente Fox accediera a las súplicas de los capitalinos, destituyera a Joel Ortega y nombrara a un nuevo secretario de Seguridad Pública con el mandato de aplicar la ley y desalojar el bloqueo aunque fuera por la fuerza.

Para empezar, no sería fácil eliminar el bloqueo que lleva a cabo un grupo fanático y bien financiado. La acción seguramente...

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