JAQUE MATE / Consulta pública

AutorSergio Sarmiento

"La opinión pública es el termómetro que un monarca debe consultar constantemente".

Napoleón Bonaparte

No es posible oponerse a la propuesta de Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard de que se haga una consulta pública para conocer la posición de los mexicanos sobre la propuesta de reforma energética del Presidente Felipe Calderón. A final de cuentas, no se puede ser demócrata y rechazar la posibilidad de que el pueblo vote acerca de una decisión tan importante.

No me hago ilusiones acerca de las motivaciones de López Obrador y Ebrard. Éstos buscan simplemente impedir la reforma y piensan que, una consulta redactada de manera adecuada ofrecería un rechazo popular a la medida. El referéndum no existe en nuestro sistema legal y por lo tanto cualquier resultado que tuviera no sería vinculatorio, pero el costo político de hacer una reforma en contra de la opinión popular resultaría elevado.

Ni López Obrador ni Ebrard han querido hacer consultas en otros temas cruciales. No lo hicieron, por ejemplo, para el prolongado bloqueo del Paseo de la Reforma en el 2006 ni para la legislación que legaliza el aborto en el Distrito Federal. Exigen consultas en aquellos temas que piensan pueden ganar, pero las evitan en los que pudieran perder. Después de todo, son políticos.

Hay decisiones en que un gobernante debe tener el valor de ir en contra de la opinión pública. Nadie estará nunca de acuerdo en que se le cobren impuestos o en que se suban los precios de los bienes públicos. Ésta es una de las razones por las que el referéndum es evadido en muchos países democráticos del mundo. Ahora mismo en Europa, los gobiernos nacionales están aprobando -sin referendos- un Tratado de Reforma que no es otra cosa que la Constitución rechazada por los electores en Francia y los Países Bajos en 2005.

Estoy convencido en lo personal de que la reforma petrolera del Presidente Calderón debe ser aprobada. Si alguna crítica tengo es que la propuesta es menos ambiciosa de lo que requeriría nuestro País para realmente transformar a la industria petrolera e impedir su lenta pero inevitable declinación. Si bien entiendo que mantengo una posición minoritaria en el País, estoy convencido de que lo que más nos convendría a los mexicanos es abrir completamente las puertas a la libre competencia y a la inversión privada en toda la industria del petróleo y sus derivados. Me parece lamentable, por otra parte, que el PRI haya vetado de antemano una modificación constitucional...

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