Jaime Sánchez Susarrey / Nueva Izquierda

AutorJaime Sánchez Susarrey
  1. Knockout. Quince de julio. La corriente que encabeza Jesús Ortega arrasó en la elección interna del PRD. Los chuchos y sus aliados se impusieron con el 63.43 por ciento de la votación. Se registraron elecciones en 18 entidades. En las otras 14 hubo planillas de unidad. La suma de ambas le dará a Nueva Izquierda entre el 70 y el 75 por ciento de los delegados al Congreso Nacional. El gran derrotado fue AMLO. La corriente que apadrinó obtuvo apenas el 11.10 por ciento de los sufragios. La excepción fue el Distrito Federal donde se impuso Izquierda Democrática Nacional, encabezada por Dolores Padierna. Pero incluso en este caso la votación por Nueva Izquierda fue copiosa.

  2. Segundo round. El Congreso Nacional del PRD se celebrará en Oaxtepec del 16 al 19 de agosto próximo. Los delegados (mil 700 aproximadamente) definirán el rumbo del partido y la forma de la elección de la dirección nacional. Dos métodos son posibles: a) uno abierto donde participen todos los militantes inscritos en el padrón perredista -como ha ocurrido en el pasado-; b) un formato cerrado que sólo dé voz y voto a los miembros del Congreso Nacional. El segundo método favorece al 100 por ciento la victoria del candidato de Nueva Izquierda. El primero le abre un margen a la corriente amlista. Porque las encuestas muestran que López Obrador sigue gozando de popularidad entre las bases perredistas.

  3. Las cartas están echadas. No hay ninguna duda. Jesús Ortega será el candidato de la coalición de Nueva Izquierda con otras fuerzas y Alejandro Encinas portará la estafeta de los amlistas. La contienda será todo menos un día de campo. Ambos contendientes lanzarán, como se dice en la jerga del póquer, su resto. López Obrador no quiere ni se puede dar el lujo de perder la presidencia nacional del PRD. Hace casi tres años impulsó la candidatura de Leonel Cota y obtuvo la victoria. Desde entonces, el presidente del PRD le ha sido fiel y disciplinado. Pero aun así, el Consejo Nacional perredista ha marcado su distancia, como ocurrió recientemente con la reforma fiscal. López lo sabe y no se equívoca: si pierde esta batalla, el perredismo se le saldrá de las manos. Es ahora o nunca.

  4. ¿Qué es lo que está en juego? El futuro del PRD. La prioridad de Nueva Izquierda será detener la caída del partido -que se observa en todas las encuestas- y mantenerlo como una fuerza muy importante en el 2009. El imperativo es claro. Se debe archivar la línea radical, contestataria, que coquetea con la...

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