Jaime Sánchez Susarrey / Balance

AutorJaime Sánchez Susarrey
  1. Felipe Calderón abrió su gobierno con el pie derecho. La reforma del sistema de pensiones del ISSSTE rompió un impasse de nueve años (tres de la segunda mitad del sexenio de Zedillo y seis de Vicente Fox). No sólo eso. Abrió la puerta para operar reformas semejantes en el IMSS y en otras empresas paraestatales. El éxito dependió, en buena medida, de que el Presidente la tomó como una tarea personal e identificó claramente cómo y con quién (Elba Esther Gordillo y el sindicato del ISSSTE) negociar.

  2. La reforma fiscal, por el contrario, fue completa y absolutamente insuficiente. No se avanzó en la simplificación administrativa. Se le cargó la mano a los contribuyentes cautivos. En lugar de premiar el ahorro y la inversión se crearon nuevos impuestos para los empresarios. Pero además, no se atacó el problema fundamental: la evasión fiscal. El tema del IVA en medicinas y alimentos fue simple y llanamente omitido. Sin embargo, la caída de la producción petrolera y el desplome del precio del barril obligarán a reabrir estos expedientes antes de que finalice el sexenio. Al tiempo, al tiempo.

  3. La reforma electoral aprobada por PRI, PAN y PRD fue más que un retroceso. Desde 1989, cuando se pactó la primera reforma entre el PAN y el PRI, hasta 1996, todas las enmiendas a la Constitución y al Cofipe habían mejorado y perfeccionado los procedimientos electorales. En esta ocasión fue al contrario. Se atentó contra la libertad de expresión y contra el derecho a la información (consagrados en el artículo 6o. de la Constitución). Se lesionó la autonomía del IFE y se sobrerregularon los procesos electorales. Felipe Calderón no es ajeno a nada de esto. Sin su venia y consentimiento el PAN jamás lo habría aprobado. Así que si en la segunda mitad de su sexenio no se corrigen estas aberraciones, pasará a la historia como el Presidente que toleró y auspició la primera contrarreforma electoral.

  4. La reforma de Pemex se quedó corta. No se alcanzaron alianzas estratégicas con otras empresas. No se admitió la construcción de refinerías privadas para maquilar el petróleo. No se permitió la transportación de gasolinas y diesel por ductos, sino por pipas privadas. Y finalmente, no hay ninguna evidencia de que el nuevo sistema de contratación le vaya a permitir a Pemex realizar exploración y perforación eficaces en aguas profundas. El riesgo mayor, como muchos advierten, es que hacia el 2010 México deje de ser un país exportador. Felipe Calderón perdió en toda la...

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