Jaime Sánchez Susarrey / Inventario de izquierdas

AutorJaime Sánchez Susarrey

La izquierda no es una, es múltiple. Diversidad que no es sinónimo de tolerancia ni de pluralismo. Todas las tendencias, o casi, están marcadas por la escatología. Se asumen como depositarias de un destino manifiesto: la redención del género humano o la encarnación suprema y única de la voluntad nacional. Fuera de su sino y doctrina no hay camino de salvación. Estás conmigo o estás contra mí. Y ya se sabe que entre más próximo, peor y más peligroso.

Un enemigo declarado es fácil de identificar y combatir. Un falso aliado, lobo con piel de oveja, decía Lenin, confunde siempre. Predica lo mismo con idénticas palabras. Sin embargo, trabaja, por ingenuidad o mala fe, a favor del enemigo. Las depuraciones y las purgas son indispensables. Brega diaria en la que se forman los grandes liderazgos. Marx, Engels, Lenin, Stalin, Mao, Ho Chi Min, Fidel y otros tantos. Los revisionistas o los reformistas no deben pasar. La marcha de la historia depende de la luz y el entendimiento de esos personajes preclaros. Hombres extraordinarios que descifran el momento histórico.

¿Cuántas izquierdas hay entonces? Cinco al menos.

La marxista-leninista en todas sus variantes: maoísta, stalinista, guevarista, fidelista. Sus tesis son de corte tradicional. Apuestan a la revolución violenta, creen en la doctrina científica del marxismo-leninismo, desprecian la democracia formal, condenan la economía de mercado y son enemigos acérrimos del imperialismo. La historia reciente les pasó de noche. Ni el colapso de la Unión Soviética ni la caída del Muro de Berlín cimbraron sus convicciones. La contradicción fundamental es entre la clase obrera y la burguesía. La principal es entre el imperialismo y los pueblos revolucionarios del tercer mundo. Ambas son el motor de la historia. La dictadura del proletariado y la planificación estatal de la economía son sus objetivos manifiestos.

Estas corrientes tienen nombre y apellido: Ejército Popular Revolucionario, Línea de Masas, Partido Revolucionario de los Trabajadores. Su ortodoxia es a prueba de balas y de hechos. Nada los toca ni los cuestiona. El colapso, mañana, del Partido Comunista Chino o del Partido Comunista Cubano sería para ellos irrelevante.

La izquierda posmoderna. A diferencia de la ortodoxa, constituye un intento de rectificación. Las tesis de la revolución proletaria y del "socialismo científico" les parecen superadas. Su apuesta por el cambio se ancla en los movimientos y reivindicaciones comunitarias. El ejemplo...

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