Jaime Sánchez Susarrey / Vicente Fox

AutorJaime Sánchez Susarrey

Vicente Fox ya pasó a la historia. Fue el hombre que sacó al PRI de Los Pinos. Pero fue también quien le entregó la estafeta a un panista. En ese sentido, está más allá del bien y del mal. Porque, además, no fue el PAN quien lo llevó a la Presidencia de la República sino al revés.

Nadie puede negar que fue un formidable candidato a la Presidencia. Su fuerza y carisma fueron claves para obtener la victoria. Ya como presidente de la República no cometió uno, sino varios errores. Desde la integración de su gabinete hasta haber convertido las negociaciones con el EZLN en la prioridad de su gobierno.

Quemó, de ese modo y de manera infructuosa, el famoso "bono democrático" que había ganado el 2 de julio de 2000. Porque hay que recordar que hacia noviembre de ese año su popularidad rebasaba el 70 por ciento.

Pero igualmente hay que reconocer que no fue un Presidente mojigato ni remotamente autoritario. Amén que supo preservar la estabilidad económica.

Su reciente pronunciamiento a favor de Enrique Peña Nieto ha provocado una lluvia de insultos y descalificaciones sobre su persona, que van desde los panistas hasta López Obrador, quien lo acusa de haber traicionado a su partido.

Lo menos que se ha dicho y escrito es que se vendió a los priistas porque en el centro Fox se imparten cursos de capacitación a funcionarios de gobiernos tricolores.

Y no ha faltado quien afirma que se le puede definir como el "alto vacío". En otras palabras, o es un oportunista de poca monta, porque se vende por un plato de lentejas, o carece de materia gris y un día hace una cosa y al siguiente la contraria.

Reducir el debate y convertir al personaje en una suerte de caricatura habla mal no de Fox, sino de sus detractores. Las descalificaciones en su contra son pedestres.

Porque sus razones y argumentos pueden estar equivocados o se le puede tachar, incluso, de ser excesivamente pragmático, pero eso no significa que sea un traidor sin principios o un limítrofe mental.

De hecho, su argumentación se funda en hechos simples y constatables que muchos de sus adversarios niegan o desechan.

Voy punto por punto. Peña Nieto arrancó la contienda por la Presidencia con una ventaja de casi 20 puntos sobre el segundo lugar. Tres meses después la diferencia se ha reducido, pero sigue siendo enorme.

El promedio de cuatro encuestas (Mitofsky, Excélsior, OEM, Milenio) a mediados de junio arroja los siguientes números: EPN 43.5 por ciento, AMLO 28.5 por ciento, JVM 25.5 por ciento y GQ 2.7...

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