Jaime Sánchez Susarrey / Secuelas y retazos

AutorJaime Sánchez Susarrey

Dos de octubre. Cuarenta años. Mucha agua ha corrido bajo el puente. Las secuelas del movimiento estudiantil aún están presentes. El País cambió. Octavio Paz renunció en 1968 a la embajada de México en la India. Fue el inicio de la ruptura de muchos intelectuales con el régimen de la Revolución Mexicana. La represión del movimiento abrió una crisis de legitimidad. Luis Echeverría respondió con la tesis de "la apertura democrática". Fue el último intento de cooptación de la disidencia. Todo dentro del Estado, nada fuera del PRI. El fracaso fue estrepitoso.

José López Portillo tuvo que ir más lejos. A principios de los años 70 proliferaron los movimientos guerrilleros. Muchos jóvenes universitarios leyeron la matanza de Tlatelolco como el advenimiento de un régimen protofascista. No había espacio para la lucha pacífica. La nueva revolución sería socialista y por las armas o no sería. A la guerrilla rural, presente desde los años sesenta, se sumaron los movimientos armados urbanos. De esa época vienen el Subcomandante Marcos y el EZLN.

La reforma electoral de 1977 se propuso abrirle espacios a las oposiciones. Lo que resiste, apoya -sentenciaba Jesús Reyes Heroles, entonces Secretario de Gobernación-. El destinatario principal era la izquierda. La legalización del Partido Comunista en 1978 fue un dato mayor. Ese mismo año llegaron los primeros militantes de las izquierdas a la Cámara de Diputados. La derecha, Acción Nacional, no parecía representar un desafío mayor. La transición democrática arranca en México, sin duda alguna, con la reforma electoral de López Portillo y Reyes Heroles.

La historia posterior tuvo muchos altibajos y vericuetos, pero concluyó exitosamente el 2 de julio del 2000 con la alternancia política. Fue una transición de terciopelo. Terminaron 71 años de dominio priista en un contexto económico y político estable. Es más, excepcionalmente estable si se considera que Fox fue el primer Presidente en recibir y entregar el poder sin devaluación ni crisis.

Pero todo esto era demasiado bueno para ser verdad. El cambio político en México tenía y tiene un obstáculo mayor: la ausencia de un partido de izquierda moderno y verdaderamente democrático.

Por eso es indispensable reflexionar sobre la generación de 1968. ¿Quiénes eran y cómo pensaban los líderes del movimiento estudiantil que luego fueron encarcelados? ¿Dónde están ahora y qué defienden?

Nadie puede negar la importancia del movimiento del 68. Pero las interpretaciones y...

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