Jaime Sánchez Susarrey / Hot dog

AutorJaime Sánchez Susarrey

No, no fue la enchilada completa, vaya, ni siquiera fue enchilada; la propuesta de George W. Bush en materia migratoria es un hot dog. Tanto en su concepción, como en sus medios y objetivos, refleja y expresa las preocupaciones de la Casa Blanca. Sus objetivos centrales, tal como los definió el propio Presidente de los Estados Unidos, son cuatro: 1) "Estados Unidos debe controlar sus fronteras"; 2) "las nuevas leyes deben servir a los intereses y las necesidades económicas de nuestro país"; 3) "no deberíamos dar recompensas injustas a los inmigrantes ilegales en el proceso de la ciudadanía ni crear desventajas para los que han venido aquí legalmente"; 4) "las nuevas leyes deben ofrecer incentivos para que los trabajadores extranjeros temporales regresen permanentemente a sus países de origen".

La propuesta del Presidente Bush parte de un reconocimiento real y elemental: las leyes de migración no están funcionando. Los más de 8 millones de trabajadores ilegales en los Estados Unidos son la mejor demostración de ello. También es evidente que el flujo de indocumentados en la frontera con México está fuera de control. Las implicaciones que todo esto tiene para la seguridad interna de los Estados Unidos son obvias. Más aún, en un país que no tiene ni tendrá en el corto o mediano plazo un sistema nacional de identificación personal, como el que existe en varios países europeos. La preocupación central de la Casa Blanca es, pues, terminar con ese mundo al margen de la ley, porque de otra manera no podrá incrementar sus niveles de seguridad interna.

Pero, al mismo tiempo, la Casa Blanca reconoce que la economía requiere de trabajadores extranjeros que ocupan puestos que los estadounidenses rechazan. Lo que es una verdad de Perogrullo que nadie puede negar. Porque los más de 8 millones de trabajadores ilegales no podrían permanecer en los Estados Unidos si no tuvieran alguna forma de ingreso permanente. De ahí lo esencial de la propuesta: se busca legalizar y regular el flujo de trabajadores temporales, pero no convertirlos en residentes permanentes. Se trata, pues, de un traje hecho a la medida de sus necesidades que poco o nada tiene que ver con la propuesta de la enchilada completa de Jorge Castañeda y el Presidente Fox.

La iniciativa original del Gobierno de la República contemplaba cuatro puntos: 1) la legalización de los trabajadores indocumentados; 2) un programa ampliado para trabajadores temporales; 3) revisión de las políticas...

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