Jaime Sánchez Susarrey / La hora del PAN

AutorJaime Sánchez Susarrey

La campaña de Vázquez Mota fracasó. Nada estaba escrito al inicio. De hecho, arrancó en segunda posición. La ventaja inicial sobre López Obrador era de 10 o 12 puntos. Pero se fue desvaneciendo. Primero registró un empate. Y al final se situó en el tercer sitio.

No hubo a largo de esos 90 días autocrítica ni rectificación. Sin embargo, prácticamente todas las encuestas mostraban el descenso de Vázquez Mota y el ascenso de López Obrador.

El error fue doble. Los frutos de la campaña negativa contra Peña Nieto los cosechó el candidato del Movimiento Progresista.

Peor aún. Durante dos largos meses toda la estrategia se concentró en atacar al puntero y se descuidó la retaguardia. No hubo spots ni declaraciones contra López Obrador. Era como si no existiera.

Pero además, al hacer campaña negativa y definir a Peña Nieto como "un peligro para la democracia" se adentró en los terrenos donde AMLO se mueve como pez en el agua.

Por eso no sorprende que muchos ciudadanos que fueron receptivos a sus mensajes hayan optado, al final del día, por el remedio más extremo.

¿Había otra alternativa? Por supuesto que sí. Vázquez Mota pudo haber hecho una campaña propositiva y pudo, también, haber defendido los logros de las administraciones panistas. La estabilidad económica era y es el principal.

Pero lejos de ello, Vázquez Mota se comportó como si hubiera sido una candidata de oposición y no una funcionaria de primer nivel en los gobiernos de Fox y Calderón. Por eso la campaña no giró en torno de los logros y carencias del gobierno federal, sino sobre las fallas del gobierno del Estado de México.

En descargo de Vázquez Mota hay que advertir que la campaña del PAN se iniciaba en condiciones complicadas. Doce años en el poder desgastan a cualquier partido en cualquier parte del mundo. Además de la espiral de la violencia y los 50 mil muertos en lo que va del sexenio.

Pero dicho esto y por lo mismo, haber arrancado en el segundo sitio constituía una ventaja estratégica fundamental. Amén de que López Obrador registraba un índice enorme de negativos. La prudencia más elemental aconsejaba consolidar el segundo sitio e impedir que AMLO repuntara.

Nada de eso se hizo y los resultados están a la vista. El tiempo no se puede echar para atrás. Sin embargo, la coyuntura actual constituye una oportunidad de oro. El PAN tiene literalmente el sartén por el mango. Puede jugar igual que el PRI en 2006 o recuperar la experiencia de 1988.

Las reformas que Peña Nieto esbozó como...

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