Jaime Sánchez Susarrey / Crisis de la izquierda

AutorJaime Sánchez Susarrey

La salida de López Obrador del Partido de la Revolución Democrática pone tres cosas en claro: 1) El programa de Morena, ya transformado en partido político, será oponerse frontalmente a las reformas estructurales (laboral, energética y fiscal) que planteará Peña Nieto.

2) En 2018, López Obrador será de nuevo candidato a la Presidencia de la República. Su estrategia apunta a fortalecer regionalmente al Partido-Movimiento y transformarlo en la plataforma de su candidatura.

3) La polarización del debate le permitirá construir su discurso, identidad y candidatura como la vertiente "radical popular" de los partidos de izquierda. Y desde ahí definirá a "honestidad valiente" como la verdadera y única oposición a la mafia en el poder.

Esto significa que dentro de cinco años, Marcelo Ebrard o Miguel Ángel Mancera, cualquiera que sea el candidato del PRD, enfrentará el dilema de ir a una elección en competencia con AMLO o plegarse a la candidatura de éste para preservar la unidad de la izquierda.

La estrategia maximalista e intimidatoria de López Obrador se sintetiza en la frase que pronunció recientemente Manuel Camacho: sería suicida para la izquierda ir dividida a la elección.

Esto confirma que Marcelo Ebrard se equivocó de cabo a rabo. En 2011, le dejó libre el camino a López Obrador con la expectativa de convertirse en candidato único de la izquierda seis años después. Primero tú y luego yo, era el pacto implícito o explícito.

Y en efecto, no parecía haber pierde. Si López ganaba la Presidencia, Ebrard se convertiría en el delfín indiscutible; pero si perdía, López se retiraría y el camino quedaría despejado para un solo candidato del Movimiento Progresista.

Fue un cálculo ingenuo, por no decir tonto. López Obrador jamás se retirará. No está en su ánimo ni en su convicción. En esa materia no había ni habrá intercambio posible. La misión del "rayito de esperanza" es cómica (perdón, cósmica) y no admite negociaciones.

En realidad, Marcelo Ebrard y Nueva Izquierda están pagando el error de haberse doblegado ante López en 2006. Porque si en ese momento se hubiesen deslindado, el ascenso de Ebrard y el PRD hubiese sido inversamente proporcional al hundimiento de AMLO.

Graco Ramírez, gobernador electo de Morelos, lo afirmó con claridad: si Marcelo se hubiese distanciado de López, habría competido por la Presidencia de la República y hoy, muy probablemente, sería el Presidente electo.

Pero el hubiera, ya se sabe, no existe. El hecho es que AMLO, contra...

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