Jaime Sánchez Susarrey / Retroceso

AutorJaime Sánchez Susarrey

Jesús Zambrano, presidente nacional del PRD, escribió un artículo sobre la reforma político-electoral que me conmovió (El Universal, 22/V/14). Vaya, casi derramo las lágrimas.

Cito: "Los asuntos electorales no son ya más asunto exclusivo de los partidos políticos. Son ya propiedad de la gente. Por eso esta reforma electoral es para la democracia, para el bien de la gente".

Sin embargo, pasados tres minutos, bueno, seis, pude controlar mi arrebato de entonar el Himno Nacional (y la Internacional), volví en mí y me puse a revisar los beneficios de la reforma para la gente... común y corriente.

El resultado fue, por decirlo educadamente, confuso. Voy punto por punto.

La reforma electoral otorga mayores recursos a los partidos políticos. Ya tienen muchos, pero quieren más. Por eso el tope para la recaudación de dinero privado pasó de 34 a 110 millones de pesos.

Es decir, se incrementó en un 226 por ciento. Pero aproximadamente el 70 por ciento de esos nuevos recursos provendrán de las aportaciones que deberán hacer -voluntariamente a fuerzas- los militantes y funcionarios públicos a las arcas de sus respectivos institutos políticos.

Pregunta elemental, en espera de respuesta: ¿en qué beneficia esto a la gente común y corriente?

La nueva reforma electoral crea el Instituto Nacional Electoral que suplirá al Instituto Federal Electoral. La propuesta original, apadrinada por el PAN y el PRD, era que el nuevo organismo se hiciera cargo de las elecciones federales y locales.

Se dijo entonces que esta nueva figura abarataría los costos de los procesos electorales, que son muy altos. Pero la oposición de gobernadores, consejeros estatales y tribunales electorales locales obligó a replantear el objetivo.

Ahora tendremos 32 institutos electorales locales, 32 tribunales locales, el INE y el Tribunal Federal Electoral.

Sobra señalar que la burocracia se incrementará, que habrá una -potencial- duplicidad de funciones y que todo eso demandará mayores recursos.

Así que, pregunta elemental, en espera de respuesta: ¿en que beneficia a la gente común y corriente el incremento del presupuesto electoral, que ya era demasiado alto?

El nuevo Instituto Nacional Electoral tendrá varias atribuciones: nombrará a los consejeros de los órganos electorales locales, podrá destituirlos, pero además podrá atraer -si lo considera pertinente- una, varias funciones, o la totalidad del proceso electoral.

Esta capacidad discrecional, que dependerá de que ocho...

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