Ixtapa - Zihuatanejo: Un poco de todo para todos

AutorFlorencia Podestá

Las bahías y caletas de aguas cristalinas y cálidas fueron hace muchos siglos sitio de recreo del rey Caltzontzin, monarca purépecha de tiempos precolombinos, y que más tarde se convirtieron en escenario de acciones de piratería a manos de bucaneros como Sir Francis Drake, en los siglos 16 y 17.

Ya a principios del siglo 20, el poblado de nombre Zihuatanejo comenzó a confirmar su identidad de pueblo pescador de vida apacible y gente amable, con una personalidad propia cautivante. Estos rasgos pronto convirtieron a "Zihua" en una alternativa para el turismo más tranquila y natural ante el cercano y agitado Acapulco.

Durante los años 70 se concibió la idea de crear en esta zona un complejo turístico de primera clase. Como la gente de Zihuatanejo se opuso a que se transformara la fisonomía tradicional del pueblo, el proyecto se concretó en lo que hoy es Ixtapa, a siete kilómetros de distancia.

Se trata de todo un logro en el aspecto del diseño: los vanguardistas complejos hoteleros surgen de la planicie cubierta de palmares, esteros y lagunas plagadas de fauna salvaje.

En todo este desarrollo turístico lo que predomina es la naturaleza original del lugar, poco perturbada por la presencia humana.

Así, en medio de los campos de golf, no es raro cruzarse con aves, iguanas de hasta metro y medio o cocodrilos de cinco metros que habitan los canales a donde van a dar las pelotas.

Estamos en Zihuatanejo, sentados bajo las estrellas y entre la vegetación selvática del patio de Coconuts. Esta bella ex hacienda de adobe devino en 1979 el restaurante y centro de arte que desde entonces se ha convertido en ya clásico punto de reunión de lugareños y turistas.

Frente a un plato de camarones al coco con salsa agridulce de piña, Deborah Mionne, promotora de eventos artísticos del local, sintetiza la impresión que causa este rincón del mundo en los viajeros: "Aquí hay algo para todos. Si quieres salir a pescar en una panga o en una lancha de lujo, si deseas ir a la playa a 10 pasos de la alberca de tu hotel cinco estrellas, o escaparte a una playa desierta donde sólo te acompañen los pelícanos y las palmeras; si quieres la fiesta por la noche o levantarte a la madrugada para ir a observar aves a la laguna del Parque Ecológico Aztlán...".

Al día siguiente decidimos hacer una excursión a un paraje cercano, todavía muy poco visitado, llamado Barra de Potosí.

Nos movemos a los largo de una ruta flanqueada por huertas de coco y árboles florecidos de amarillo y de...

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