Ivaginaria / Vestida de boda

AutorElia Martínez-Rodarte

De todas las personas que conozco que se encuentran casadas y que me han contado sobre sus bodas, notad esa variable última, más de la mitad de ell@s me han confesado que estaban a dos minutos de rajarse antes de la ceremonia. O soy amiga de toda la banda cobarde del norte del país, o sólo es una emoción universal; por eso los samurais dicen que no se le debe de poner mucha cabeza al momento de atacar, porque obnubila el enfoque. Ir al matadero debe ser doloroso.

La parte más debatible de las conversaciones de la banda casada, que sigue así o que se ha divorciado (la mayoría...) es la selección de asuntos que se relacionan con la elaboración de sus pretenciosas bodas, que siempre fueron rituales de culto fabricados para superar el uno al otro. Pero el vestido de boda es una de las tradiciones más megalómanas e incluso incongruentes que rondan el imaginario del bodorrio: te gastas el varo de tu vida en una garra que sólo usarás una vez y para las fotos, y es de súper mal karma usar un vestido de novia ya casado antes, entonces este atuendo se convierte en el vestido más oneroso de la historia de los vestidos rituales.

Antes cuando veía la tele, no me perdía un morbosoide programa que se trataba de una casa de vestidos de novia que estaba en friega vendiendo trajes de cualquier precio, y dependiendo del presupuesto de la novia, pues era lo que se iba a llevar. Eran realmente estrambóticos los esfuerzos que las personas hacían por comprarle a la hija el atuendo soñado de novia, sin importar lo que costase; o las que hacían malabares con los presupuestos de sus bodas para allegarse el vestidatza. En una ronda malévola, las damas de compañía de la novia, la mamá, la suegra, las abuelitas, el hato de tías y primas, las amigas y un buen gineceo nutrido asisten a las pruebas de los vestidos de novia, y aquello se vuelve un chilladero.

Porque cada vestido traes su historia y será parte de otra. Aunque piensen que soy una persona horrible por llamarle garra a un vestido de novia, creo que más bien me hace sentir culpable la ostentosidad. Es una incongruencia. Y ultimadamente a mi...

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