Ivaginaria / ...El tamaño siempre importa

A diario, contesto uno por uno los correos que me mandan ustedes y también en las redes sociales. Una noche reciente, estaba yo en friegota haciendo la tarea, cuando un hombre me comentó en un mensaje que tenía problemas con el tamaño de su pene, lo cual le impedía mantener una vida sexual sana y que no era feliz.

Amén de otros problemas que no agregaré para que no se sienta ofendido mi lector (jamás publico nombres de implicad@s en esta columna ni detalles que los identifiquen), el conflicto del tamaño del pene era urgente, porque él quería ejecutar una sexualidad plena.

Mi respuesta fue el discurso sobre el uso del pene como herramienta del fornicio y coadyuvante del placer, no como miembro único para lograr la sabrosura. Como habitamos en una cultura coitocentrista y muy orientada a la metida y a las medidas, le damos una dimensión sobrevalorada a los tamaños de todo: del pene, del trasero, del tafanario, de la vagina, de los pechos, de la boca, de la lengua, de las greñas.

Además de los mensajes y correos, no es nada excéntrico que los tipos me envíen fotos de sus penes. Que además les toman las fotos más horribles y anticlimáticas del mundo, se ve que no han leído mi columna sobre como retratar y posar el falo para que se vea sabroso, lleno de venas tensas, sin brillo ni charoleo y desde ciertos ángulos para que se vea como el obelisco potente (que a veces no es...)

Le pedí que me pasara las medidas de su presunto pene chico, porque su discurso era consistente: mi pene es pequeño y no valgo nada y no tengo sexo y no soy feliz...

El individuo, solícito, en vez de enviarme las medidas, me envió una foto horriblemente tomada de su pene, venas y hasta testículos, en plena erección. Era un miembro muy largo, de 22 centímetros, con cinco centímetros de diámetro, lo que en algunos sitios como el Congo Belga, se conocen como penes promedio.

Entonces lo entendí clarísimo: vemos a nuestro cuerpo como una construcción idealizada en nuestra mente también. No les ha tocado una persona que asegura estar gordísima y en realidad es delgada; o alguno que jura que está bien horrible y es un tipo guapo; o alguien que cree que posee un despreciable defecto, pero todo es fruto de sus...

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