Ivaginaria / ¿Cuál sororidad?

En mi escuela en donde estudié la carrera de comunicación había unas escaleras feas que permitían muchos delitos: desde fumar mota (nadie, ash, fresísimas todes) hasta echarse un fajecillo medio discreto (eso sí tod@s, menos los gays, pobres batos). En una de esas iba bajando cuando me percato que Ana, la novia de Iván, le estaban dando otra variedad. Yo paso, la miro directo y ella a mí, mientras está en modo trenzado y me voy de largo como la dama saltillense que siempre he sido.

Todos los nombres de esta historia han sido cambiados para proteger a l@s hij@s de los involucrados.

Iván era un compañero, pero no mi súper compa, entonces mi lealtad hacia algo, no sabía hacia qué, se estaba meneando porque yo ya sabía un secreto: Ana le ponía el cuerno. Decidí olvidarlo y cuando decido eso, olvido, porque tengo poco espacio en la memoria como para guardar nimiedades.

Como siempre hemos vivido en ranchos urbanizados, esto de los novios y los amigos resulta ser una melcocha de relaciones, y en el fondo tod@s traemos los fluidos de un buen de banda por las echadas que nos hemos rifado. Resulta que esta Ana andaba furiosa conmigo, pese a que la vi atoradísima y quiso hacérmela de tos por algo que yo no entendía. No iba a peinar sobre su faje en las escaleras con nadie. Creo que lo honorable en casos como ése, es no entrometerse, a menos que sea un delito o una transgresión.

Pero además resultaba que Ana era la mejor amiga de mi ex novio Alfredo y era compañera de trabajo de Pablo, quien era mi novio en ese divertido entonces. Todo mal. Pero nunca hubo nada que yo hubiese hecho para molestarla, más que pasar en el justo momento en el que le hacían un yuki. Ash. Y no tenía porqué delatarla.

Y es entonces cuando recuerdo el 14 de febrero de cada año, porque a causa de mi ineptitud, ese día siempre me pasa algo inusual. Un 14 de febrero salí con mi ex novio Alfredo, fuimos al cine con otro de nuestros mejores compas. Salíamos los tres al cine muy seguido. Cuando Alfredo me deja en casa, nos besuqueamos afuera en la calle como antaño. No sé ni por qué pasó, porque ni siquiera estábamos ebrios o jariosos por la película...

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