Ivaginaria / Sólo fue la puntita...

AutorElia Martínez-Rodarte

¿La infidelidad se encuentra en la cabeza o en el cuerpo? La mayoría de las mujeres y hombres, argumentan a sus parejas que sólo fue un encuentro sexual y que no afectó a sus sentimientos, pero no es una de las mejores barras, porque más allá de con quién se hayan acostado y porqué, las personas engañadas no pueden lidiar con el rompimiento de un compromiso.

Así es querido público, nadie puede juzgarlo hasta que le sucede, y es cuando la sensación de ser engañado cobra una dimensión de afrenta: ¿cuándo se le ocurrió?, ¿en qué momento se "perdió la magia" que lo llevó a poner su genitalia en la de otra persona?, ¿cómo se daba tiempo?, y una serie de interrogantes intoxicantes que llenarán la mente del agraviad@.

En el correo de Ivaginaria, me llegó un email de una lectora que hacía un par de años había cachado a su esposo en un echadero con otra mujer. En aquel entonces conversamos y le dije que la responsabilidad y decisión de perdonarlo iba a ser de ella, porque el tipo le insistía que sólo era un acostón (de seis meses...) y que no tenía intención de volverlo a hacer. Ahora, que el hombre aquel se casó con ese acostón leve que provocó su crisis matrimonial, la amiga de esta columna se cuestiona si no debió haberlo perdonado por aquella indiscreción que la dejó sin esposo, a la larga.

La infidelidad, según los científicos de la Universidad de Kansas quienes realizaron un estudio sobre reacciones ante un engaño, expresaron que según el género se siente la pedrada. Aunque vivamos en un mundo en el que supuestamente sentimos igual las mismas jaladas de la vida, estos señores determinaron que las mujeres sólo padecemos el lado emocional de una infidelidad y a los hombres les duele más la sensación de pérdida de su territorio.

A ellos les duele que les sabroseen a su nalga y a ellas que su amorcito vaya a enamorarse de otra, lo cual es un hecho factible, si asumimos que desde niñas hemos estado mamando del mundo del romance, que a la larga nos carameliza el cerebro hasta el grado de poder perdonar imperdonables o asumir culpas y costos que no son nuestros.

Cuando su pareja les salga con que sólo fue un acostón y que por favor le perdonen, es un...

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