Ivaginaria / La puñeta del ayer...

AutorElia Martínez-Rodarte

¿Cuánto ha cambiado la forma de masturbarse en comparación a hace 10, 20 o 30 años? Y la manera en cómo ejecuta la gente su actividad sexual?

Uno de mis mejores amigos, y querido ex novio ash, siempre me pone a reflexionar sobre las formas en las que nos hemos liado una y otra vez en toda clase de maromas pornográficas... No él y yo, sino toda la gente en el mundo que consume sexo virtual, pornografía, conversaciones calientes, y toda clase de mercantilismo sexoservidoresco...

Para empezar... ¿dónde quedaron las hot lines? La última vez que recuerdo que alguien me contó que se la puñeteó hasta desmayar en un teléfono hablando con una rubia sádica vestida con algo púrpura, fue cuando el dólar estaba a menos de 13 pesos.

Es decir, muchas centurias de horas de internet han pasado, para olvidar casi por completo al sexo telefónico, que ahora ha sido sustituido por el whatsapp, los chats, cualquier medio de mensajería para marranear casi en vivo, porque si nos ponemos en plan porno, seguramente transmitiremos algunas de nuestras guarradas posmilenials en vivo, con todo y aroma del calzón al aire...

Nunca mejor dicho.

La pornografía de las revistas como Hustler y Playboy, íconos fundacionales del softporno posmoderno, resultan ser ahora montones de papel que a nadie le importan con señoras que no cachondean a nadie, ni siquiera cuando se abren como si fueran a parir a un canguro del tafanario.

Todo cae irremediablemente pero, aquellos días primitivos en los cuales las personas intentaban quemar sus revistas porno para que los mequecillos de sus primos o sobrinos o hijos no viesen a las encueradas, han sido enterrados y se ven igual que un pictograma egipcio de un faraón jalándosela.

No crean que este es uno de eso discursos mamilas de comparar los tiempos y épocas con el fin de determinar cuál fue mejor. Práctica aburrida de gente que nada más piensa en cuánto le va a crecer si dice esa mamilencia. Cada quien vive lo suyo, y si a nosotr@s adolescentes nos tocó explorar en el terreno aburrido de la pornografía mal hecha, así cogeremos probablemente. Eso sí, hay muchas generaciones, tribus y culturas que han asimilado lo mejor del porno, de lo cachondo y provocador.

Conozco a muchas personas que para jalársela, de adolescentuelos, nada más les bastaban menos de diez páginas del Libro Vaquero. Ahora la...

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