Ivaginaria / El piropo a un hombre no es acoso

AutorElia Martínez-Rodarte

Los piropos que las mujeres emiten hacia los hombres no son iguales a los que ellos nos tiran. Ni aunque sea un montón de lobas encimosas sobres de un chavito virgíneo, el significado y la carga de violencia de un tipo de piropo respecto al otro, es distinto.

Un policía de una corporación mexa, presuntamente, porque ya saben que en internet hay cada falsedad, publicó una foto en la cual y según la opinión de muchas, se ve guapísimo, mamey, sabroso y untable. Para mí, más bien, parece de esos batos bien producidos que en cualquier momento se van a arrancar los pantalones y van a quedar en una perturbadora tanga plateada. Es decir, parece stripper.

Las reacciones a la foto del policía fueron demasiado divertidas: hubo comentarios de diversos grados de obscenidad que sonaban a urgencia, porque en cada uno se presentaba una alternativa a violar al policía sabroso.

Suena horrible la palabra violación en cualquier ámbito, pero éstas santas mujeres, sólo están replicando siglos y siglos de batos vociferándo frente a las nalgas y los senos de las morras. Es como cuando los chavitos empiezan a tener desplantes machines que los empoderan: es igual con las brujeres. Creen que por chulearle el culo a un señor, o por gritarle de que tiene buen trozo, o por acosarlo solicitándole que le dé para llevar, adquieren un poder con el que no nacieron: el que le adjudicamos al hombre.

Consideramos que por imitación o dominación adquiriremos un poder que no necesitamos: ¿para qué chuleamos al viejo con piropos si va a aflojar bajo cualesquiera que sean las circunstancias? No sé si es mi imaginación o la contaminación que ha hecho sus estragos, pero casi ningún hombre se niega al vaso de agua de alguien que se le ofrece.

Entonces los varones al ser piropeados, algunos de ellos, creen que reciben algo merecido y el resto, se saca de onda porque no se cree suficientemente guapo como para que alguien le grite que qué buenas nalgas. No recuerdo haber piropeado a ningún hombre, quizás a algún stripper ya estando yo en ebrio completo, pero tampoco. Esa sería una circunstancia justa para echarle flores a un tipo, e incluso en algunos surte efecto motivador y quizás hasta se empinen más. Otro escenario para un piropo hacia un bato es el de...

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