Ivaginaria / Las nuevas reglas del acostón

AutorElia Martínez-Rodarte

Nunca pensé que alguna vez iniciaría una columna haciendo alusión a la violencia que ha emponzoñado al país. Perdónenme si les doy esta incomodidad y lamento mucho que debamos de hacerlo: es una cosa triste.

A raíz de las muchas basculeadas, cateos, visitas sorpresa y demás eventos que se han suscitado en moteles, así como las balaceras, broncas y escándalos diversos en bares y antros, es preciso anotar sobre la forma en que los usos y costumbres del sexo han mutado debido a la violencia.

Yo no voy a andar cuidándole las verijas a nadie, pero sí me preocupa mucho la forma indolente con la cual se conducen muchos hombres y mujeres a la hora del sexo casual, el acostón etílico o el ligue en internet para luego quedar de verse.

A quién levantamos para follar es un asunto serio, así como en dónde lo hacemos y cómo nos protegemos. Ya no digamos de las enfermedades venéreas, el VIH sida y un embarazo no deseado: sino de los levantones, secuestros o asaltos, en el más benévolo de los casos.

A mayor seguridad personal, sin duda será mayor nuestro placer y comodidad. Ya no estamos en aquellos tiempos en que si un@ andaba caliente, se iba al bar de su preferencia a ver qué ligaba y se l@ llevaba a su casa para follar. Ahora la cosa está muy mixteada y en todos los estratos sociales y económicos hay un maños@ intentando ganar dinero fácil a costa de gente calenturienta. Si eres usuario de drogas, el grado de peligro aumenta, nada más por el hecho de lidiar con un díler a quien no sabemos quién le puso cola.

Procuren salidas en grupo, de más de tres personas para que se cuiden l@s un@s a los otros. Las principales víctimas de asaltos, violaciones, robos y secuestros siempre serán las personas solitas.

Cuídense a ustedes mismos y hasta al abstemio resignado; sepan bien en dónde quedaron sus compañer@s de farra y con quién se fueron si se han retirado antes. Sería conveniente que hasta conocieran al que levanta a sus amig@s. Procuren anunciarle a alguien su retirada en el caso de que se vayan a motelear. Que sus compas sepan por cuáles rumbos andarán. Nadie quiere recibir a la mañana siguiente una llamada en la cual le avisen que su amigo o amiga fue encontrado muert@, encuerado y violad@ en un terreno...

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