Ivaginaria / El que no sabe ponerse el condón...

AutorElia Martínez-Rodarte

...no es un bato forniciable. Esto es un dictamen horrible, pero a estas alturas de la historia de pandemias, infecciones de transmisión sexual, embarazos sorpresivos y no planeados y el virus de inmunodeficiencia humana en libre tráfico, no podemos obviarlo ni permitir un coito a pelo. Es inmoral e inseguro. (Por más sabroso crea un@ que lo otro...)

Sólo hay una verdad sobre quien sabe ponerse el condón: cuando se lo va a colocar, si no aprieta la puntita del condón para que haga una cámara de aire, no sabe ponérselo. No nada más se trata de desenrollarlo en el pene erecto, sino de saber posicionarlo para que sirva, no se rompa y no se salga.

Aunque parezca algo que todo mundo debe saber, no vivimos en una cultura la de la prevención y cuidado del ejercicio de la sexualidad. El condón es uno de los métodos de barrera más seguros para evitar una gran cantidad de desgracias que pueden suceder durante la actividad sexual: se requiere responsabilidad y protección.

Siempre traigo condones en mi bolsa y los reparto, pero aún existen personas que se sacan de onda tan sólo por recibirlos de regalo o lo ven como una invasión a su privacidad, en especial las mujeres, quienes a veces se ofenden. Siempre respeto las decisiones de las personas sobre el ejercicio de su sexualidad a menos que sea en contra de la seguridad de otr@ o ponga en riesgo su vida o cuando es un delito. De ahí en fuera por mí que se la arranquen.

Hace poco le regalé condones a unos chavillos que estaban quejándose de que eran los nerds y los listillos de su salón y que iban a un concurso de ciencias, mientras que el resto de sus compañeros iban a competir en deportes. Se llamaban a sí mismos a los que nadie pelaban, con esa lastimera estrategia para ligar que tienen los que creen que no valen nada, ante un par de morritas que eran las porristas que aupaban a los atletas que los nerdecillos envidiaban. Les extendí una buena dotación de condones y les dije: tengan para que se diviertan. Ni sabían lo que les estaba dando y en mi cabeza se prendía la alarma de la paranoia: ¿qué van a decir de una loca que anda regalando condones en los elevadores de los hoteles a donde va a convenciones?

Los condones son...

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