Ivaginaria / No soy tu porno...

Se pasan de veras los batos en Corea del Sur: esta banda es tan machista que, cuando una mujer compartió una foto de un modelo desnudo de su clase de arte, la policía la arrestó. El agravante: lo realizó sin el consentimiento del que posaba. Ella sí fue encarcelada, a diferencia de los muchos casos impunes de los seis mil denunciados por mujeres de 2013 a 2017, que fueron grabadas sin su consentimiento en baños, vestidores, lugares públicos, transportes y en la vil calle. Este es un género muy popular del porno coreano que se llama molka.

Este y otros abusos de las autoridades coreanas sacó a las calles a 22 mil mujeres a protestar hace unos días en dicho país asiático.

Las fotos son impresionantes: 22 mil mujeres exigiendo su derecho a no ser violentadas en su privacidad. En mayo se manifestaron 19 mil. Es tan escandaloso y grave este problema, que las morras coreanas que entran a baños o a vestidores, por ejemplo, se tapan la cara o tratan de esconderse de las muchas camaritas minúsculas, que los batos insertan en orificios.

El voyeurismo urbano no es una cuestión involuntaria o natural, como dicen los taimados que es la mirada: es la transgresión del espacio personal de alguien. El problema no sólo se trata de un género de porno popularizado lleno de mujeres que ignoran su presencia en dichos sitios, sino que éste es un asunto de salud pública mental y sexual y de violencia de género, visible e impune, que ya tiene hartas a las coreanas.

Además de las impresionantes fotos de miles de mujeres marchando con la consigna: "No soy tu pornografía" y "Mi vida no es tu porno", impactan las imágenes de baños, vestidores e instalaciones de todo tipo, cuyas paredes muestran decenas de agujeritos, en donde los batos coreanos (la mayoría son hombres...) instalan la cámara oculta. Estas conductas comportamentales del sexo, parafilias, más allá de parecer un chiste de un coreano caliente, es la manifestación de una violencia normalizada.

Es la pornografía coreana que se ha viralizado en el mundo por su rareza y por lo desviado de su producción: las protagonistas no saben que están siendo grabadas con una cámara, y si lo saben se protegen. Por desgracia son muchas las precauciones que deben de tomarse, ya que según las notas de los medios...

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