Ivaginaria / No fumar

En mi blog que espero visiten alguna vez querid@s mí@s (www.ivaginaria.blogspot.com) publico un texto que se llama igual a éste, pero aquí trataremos otro aspecto peliagudo de la ley antitabaco del Distrito Federal, que está sacando de quicio a los fumadores de la capital azteca y como subtema manejaremos: cómo -yo fumador@- puedo sacar ventaja de esta nueva situación que está a punto de enloquecerme.

Los beneficios de dejar de fumar son poco tangibles en las primeras semanas en que se abandona el vicio, pero hay ventajas contundentes. No los voy a invitar a que dejen de fumar, porque cada quien es responsable de las cosas que se lleva a la boca a partir de que nuestras verijas florecen a la vida. Además cada un@ elige sus vicios y la forma en cómo los administra.

Así que ahora que les han atorao la ley no queda más remedio que ponerse copitos y flojerando.

A partir de que fumes en menor cantidad, lo primero que va a seguir es que estarás mucho menos apestoso que antes. Los fumadores, y esto lo supe hasta que dejé de fumar, apestan. Perdón, pero estoy cierta en eso, sin lugar a dudas. Las manos les huelen como si acabaran de cargar la popó fresca de una vaca. La piel guarda un olor dulzón cuando son pieles jóvenes o cuando se trata de fumadores de puro o de pipa. Algunos tabacos aromatizan y son bienvenido por su suavidad, pero existen otros que fueron hechos para ahuyentar a los jejenes.

Pero como sea l@s fumador@s desprenden la emanación de un cuero que se encuentra siendo tratado con aceites.

El cabello será un depósito de pestilencia, porque si el pelo desprende humores propios de sus folículos, con lo que deja el cigarro, se volverá un nido de olores a palo viejo quemado. La barba y el bigote por lo general guardan aromas fuertes, y con el cigarro aumenta el picor de los pelos al acercar la nariz al sitio de la peste.

Lo que más tardará en adecentarse es el aliento. Que las diosas nos guarden de las buchacas de l@s fumador@s. Es como besar a un cenicero que no acaba de ser vaciado.

Por lo general el aliento de una persona que fuma es fuerte y se potencia con lo que el individuo o sujeta engulla. Son de un gran valor civil las personas que no fuman y se relacionan con gente que sí fuma. Mis respetos.

A medida que vayan dejando de fumar quizás su aliento...

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