Ivaginaria / Narnia bajo las cobijas

No existe ningún protocolo que nos ayude a combatir el frío extremo y menos uno que ayude a que la ejecución sexual sea óptima, porque seamos clar@s: nadie se quiere encuerar para el acto sexual y mucho menos bañarse para éste. Ahora sí que aplica mejor que nunca el dicho popular de: cómo la traiga, porque no hay poder humano que nos mueva hacia la ducha.

El frío, aunque suene motelero y arrejuntador, nos congela en estos momentos ante la posibilidad de ser efectivo en todo. ¿Cómo vamos a forniciar si apestamos?, ¿cómo vamos a cambiar las cobijas tan pronto si tenemos que estar lave y lave calcetines, mallas y demás toneladas de ropa franeleada?, ¿cuándo es el momento de decidir francamente que ya no podemos tener contacto humano?

Asegún de cómo generen grasa y suciedad, aroma y sudor, actúen en consecuencia, pero aunque estemos bajo cero grados, es indispensable bañarnos. Ni siquiera creo que sea por la apestosidad, que la verdad es bien sabroso el caldo humano reposado cuando nos gusta el especímen, pero la capacidad de regeneración celular de la piel también depende de que nos tallemos de vez en cuando la epidermis para suavizarla e incluso permitirle una mejor resistencia al clima frío. La temperatura del cuerpo se nivela y el organismo se empodera, entonces el mejor momento para el acto sexual exploratorio es el que sucede después de la ducha.

Aprovechamos la genitalia limpia y la zona anal despejada para hacer de las nuestras en orificios aseados y el coito y demás arrumancias, podrán dejarse para aquellos días en que se empieza a acumular la presencia del aroma humano.

Para todes quienes ejercen su vida sexual, que implica salud y bienestar también, es recomendable consumir vitamina C efervescente y moderar la desnudez para el acto sexual, aún y estén en habitaciones climatizadas que por algún lado van a tener un chiflón. Siguiendo la regla de los calcetines y la gorra, cabeza y pies, podremos administrar el calor y hasta sentirnos en una temperatura adecuada. No teman echarse el brinco con su gorra de los Pumas o con su sombrero forrado de peluche.

Sin embargo, el frío, su oscuridad y melancolía, el ambiente congelado que nos besa los párpados cuando salimos a la calle, no es el más propicio para forniciar, incluso aunque suene...

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