Ivaginaria / Muere una gran cabrona

Lourdes Ruiz, la reina del albur, ha muerto y ha dejado una responsabilidad muy grande para el resto de las mujeres del país, porque ella abrió el camino en un ámbito no sólo masculino, sino absolutamente fálico. Si esperan que esta columna sea una lista de albures para honrar la memoria de la señora Ruiz, no imitaré la chafencia de las redes sociales en donde, a partir del conocimiento de la noticia de su muerte, toda la gente empezó a replicar la información con sus alburcitos baratos de dos pesos. Llegar a un nivel alburesco como el de Ruiz, es un reto de agudeza mental, conocimiento del lenguaje y por desgracia, una apropiación de lo más homoerótico de la cultura mexicana, aunque crean que es algo bien machín. Un juego lingüístico y semántico que implica la frágil machoalfez de cualquier hombre.

Si intentáramos resumir de lo que se trata un albur, Lourdes Ruiz lo lograba con eficiencia porque en su defensa alburesca era sensible, directa y aguda. La conocí casi cuando empecé a escribir Ivaginaria y volvimos a coincidir luego cuando presentó su libro "Cuando te veo palpito", que es una guía para alburear, pero dirigida a tod@s. Ignorando el sexismo con el cual el albur se ha manejado desde siempre, Lourdes elevó nuestro español mexicano a otro plano lingüístico y de usos y costumbres.

Lourdes tuvo la fortuna de florecer en Tepito y eso la dotó de los súper poderes que ostentó siendo una figura controvertida que salió a la palestra en 1997, cuando fue la primera mujer ganadora en un torneo de albures de la CDMX. El desplome y castración simbólica que recibió el albur, tomó asimismo nuevas fuerzas al abrirse a un público que también quería ser alburero y empinar al otr@ con la prestidigitación de la palabra.

Pese a que nunca se disculparán por habernos cogido parad@s en la conquista y colonia, tenemos mucho que agradecer al país de los españoles por habernos dado la lengua más hermosa del mundo, con la cual creamos el universo que queremos. En el caso de Lourdes Ruiz, ella asumió pronto el papel que le correspondía como una experta del albur, aprendido, practicado y compartido desde la mata misma, como lo son los territorios de Tepito, así como...

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