Ivaginaria / Lamber no es verbo

AutorElia Martínez-Rodarte

Y esa palabra que está mal dicha es una atrocidad. Una de las lectoras me estaba comentando que durante el sexo, su pareja insiste en que ella hable, practique la erotilalia pues, y le diga cosas cachondas para que él se prenda más. Con muchos trabajos ha logrado hacerlo, y parece que ahí la lleva ésta comadre. El problema es que ella al parecer sí pasó por la escuela y se quedó dentro de ella, pero con el sacrosanto caballero no fue así: es un absoluto desconocedor del uso correcto de las palabras. Al menos de las que tienen que ver con chupadas.

Primero aclaremos: la palabra lamer, el verbo que equivale a pasar la lengua sobre una superficie, se escribe sin "b". No se dice "lamber", se dice lamer. Ergo, si vamos a decir "¿quieres una lamida?", "¿qué tal una lamidita?", "¿te late una lamidón antes de dormir?", "qué rico nos lamimos en el 69 que hicimos, ¿verdad?", "te voy a lamer hasta que te desmayes", "no hagas ruido al estar lamiendo, es de pésima educación", "no hables cuando lames, me desconcentro", "me lamiste mejor que la última vez", "¿lo habré lamido correctamente?", "él lamió profusamente, y ella como si nada..." En todas las ocasiones anteriores invariablemente y en cada persona y tiempo de conjugación, la palabra lamer se escribe sin "b". Reitero en este hermoso momento Plaza Sésamo: lamer.

En mi periodo sabático hace años, tuve a mal conocer a un caballero que no sólo decía la palabra "lamber" sino además de muchas otras que yo entendía perfectamente, pero me negaba a creer que me hubiese quitado la ropa ante un señor que se equivocaba con las palabras. No crean que ando buscando literatos e intelectuales irredentos como parejas sexuales: ésos sólo follan bien en el terreno donde mejor se desempeñan: la ficción (hasta los poetas). Pero de pronto, ciertas palabras que utilizamos, se vuelven vicios y taras que por desgracia nadie quiere corregirles.

Hay gente que nombra a la vagina con nombres tan estrambóticos que en vez de calentar, bajan los ánimos. Muchos hombres le llaman a su pene de cierta forma (bastante ridícula por cierto...) o a la vagina, pechos, nalgas o partes varias de su mujer o inventan ciertas...

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