Ivaginaria / Más hombres que nunca...

Los pobres batos urge que se me deconstruyan lo más posible en aras de su menor sufrimiento. Les pongo ejemplo. Hace poco dos compas cercanos se pelearon. Dos batos. Se distanciaron levemente por una minucia babosa que, ay bueno, par de locas desatadas, pero bueno. Le dije al uno y al otro, ya conténtense, son amigos desde chavitos no manchen...

Pero su ser machín que ante cualquier cosa esgrimen porque no poseen recursos para algo más allá, les impide decir: aunque sea bato, puedo manifestar mis sentimientos y reclamarle a mi compadre tal o cual cosa. Para expresarse necesitan o estar muy borrachos o muy enojados o agraviados, y quién sabe, porque en lo machín los batos son ultra ridículos: primero callados y pudriéndose, antes de que algo suceda y se desborden.

Y yo como estoy traumada con lo de mi amiga muerta con la que me peleé, pues ya me siento la madre teresa de todas las relaciones afectivas. Y hablo de madre teresa en la idea de la bondad, no del demonio de maldad que en realidad era la presunta santa. Conminé al uno y al otro a que se contentaran, diciéndoles todo bonito para que creyeran que de verdad me importaba. Porque ustedes no se dan cuenta querido público, pero cuando se enojan entre batos, aquello parece una película de Luis Aguilar y Pedro Infante.

Para las generaciones bebitas que me leen ahora, les cuento que en aquellos días cuando el cine no tenía colores, había películas que hablaban de héroes machines que en realidad poseían relaciones homoeróticas con sus compadres. Por ejemplo, los actores Pedro Infante y Luis Aguilar protagonizaron una saga en la que ambos eran súper amigos inseparables, además compañeros de jale (trabajo, pues...): eran de la policía de tránsito de la CDMX.

La relación entre los personajes de Aguilar e Infante era absoluta y rotundamente homoerótica. Neta que sólo les faltaba besarse cuando salía la palabra "FIN" al terminar cada historia. Ambos se peleaban porque uno le ponía más atención a la novia, o porque se rolaban con otros compas y no lo invitaba...la verdad es que antes que compañeros parecían novios. Era un celo exacerbado, un cuidado excesivo del otro, una preocupación que iba más allá del ser compañeros de casa y de trabajo.

Preocupación que iba más allá del ser...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR