Ivaginaria / El filo feminista de Gillette

Señores, ustedes que me leen desde hace muchos años, ya lo saben: se han convertido en aliados involuntarios. Me he encontrado a algunas mujeres muy jóvenes, activistas del feminismo o que trabajan en cuestiones de derechos sexuales y humanos, o que realizan talleres de sexualidad y asuntos sexuales y muchas de ellas me han dicho: mi papá leía tu columna en el periódico y yo también.

Este año lo he empezado con una perspectiva de género muy orientada a entender a los hombres y a la transformación bastante compleja de sus masculinidades. Antes de que me cuelguen como a Marta Lamas, y me den con el palo de la piñata, como a ella, debo aclarar que es una cuestión pragmática. Necesitamos a los batos de nuestro lado defendiendo la equidad de género y la igualdad. Muchos lo saben y se bajan de su macho para acompañarnos. Trabajan procesos complicados para deconstruir sus machismos mamilas. A otros ya los hemos perdido y son los zombies de la convivencia humana y algunos son unos muy jóvenes, que quizás debamos reestructurar con compasión y paciencia.

Como en el comercial de Gillette: a los hombres les toca educar y sensibilizar a los nuevos hombres. Esta pieza de mercadotecnia que causó revuelo en internet e hizo que se campanearan muchos testículos, nos muestra que el tema de las masculinidades es frágil y volátil.

Gillette es una marca antigua dedicada desde sus inicios, hace casi 120 años, a eliminar los pelos del rostro de los hombres, que a lo largo de la historia han significado muchas cosas. Las caras limpias eran un sinónimo de honestidad y de honor, eran formas de mostrarse y enfatizar quiénes eran esos hombres y su valía. Era un poco dramático, pero así pasa cuando se mezclan las modas con los pelos corporales.

Su publicidad desde entonces ha sido políticamente muy correcta y hasta en cierto tiempo de su evolución como empresa, dirigió sus esfuerzos hacia la atención a un mercado femenino, porque supo que nosotras también batallamos con esos asuntos.

En la viralidad de las redes circuló hasta desgastarse un video en donde se ve a los hombres haciendo las habituales brutalidades que cometen para sentirse viriles y machos alfa, que siempre desencadena en una estampida de austrolopitecus. Niños haciendo bullying a otros, jefes callando a sus empleadas...

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