Ivaginaria / Enrique VIII y las plebeyas

AutorElia Martínez-Rodarte

De esas cosas que a uno le deben importar unas cuantas hectáreas de salva sea la parte (quería escribirlo algún día), es la noticia del compromiso del príncipe Harry (Enrique) de Inglaterra con la actriz estadounidense, Meghan Markle. El es el hijo menor de la princesa Diana, llorada heroína del mundo vanidades.

Dado que las personas Windsor, la realeza de Inglaterra, provienen de una larga estirpe conocida en continuidad en el poder y la actricilla es una equis divorciada que salía en una seriesucha random, por supuesto, la plebeya, esto redondea la historia de príncipe y cenicienta.

Demos gracias, primero, porque la realeza del mundo, lo que sea que eso signifique, se reproduzca con personas que no sean sus parientes. En esa ancestral cultura de rancho que ha sido la historia de la humanidad, las grandes familias del poder en Europa, vivieron la endogamia y tuvieron descendencia con sus familiares, para sus convenientes alianzas que consolidaban reinos.

Si un@ que es pobre y sin linaje medieval, también incurre en el mismo reciclaje de carne, sin ganar nada, ahora imaginen cuando debes de liarte con tu primo hermano para mantener poder, nombre, fortuna o lo que sea. El príncipe Harry no hará tal.

Pero como las personas de la realeza no son más que la repetición cansina de un nombre, el otro Henry, su antepasado Henry VIII, Enrique VIII, no sólo favoreció la presencia de plebeyas o personas sin linaje noble en su cama, continuamente, sino que además se convirtió en un lugar común. Hasta cambió la religión de su reino por una no noble...

El rey Enrique VIII, antepasado del príncipe Harry y uno de los más célebres personajes de la historia de Inglaterra, fue más listo que pitoloco, como se piensa. Al morir su pobre hermano Arturo, recién casado con Catalina de Aragón, Enrique VIII asume el reinado siendo un adolescente y pide una dispensa papal para casarse con su cuñada viuda. No iba a dejar ir la jugosa dote que los reyes católicos brindaron en el matrimonio de Arturo y Catalina. Ese dinero no iba a salir de Inglaterra. Acto seguido se dio cuenta que la reproductividad no era el fuerte de la Aragón y sólo alcanzó a criar con salud a una hija, María.

Enrique...

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