Ivaginaria / El encanto del ruco

Cuando se trata de edad, a los batos les perdonan todo, porque se supone que el hombre debe asumir muchas cualidades machines y maduras, entonces los años son signo de seguridad y de solidez. En el caso de las mujeres, ya menos, el estigma de la edad es una carga.

Cuando yo tenía 13 años una compañera de mi clase de inglés tenía un novio de 27. Me parecía que andaba con su abuelito y no me quedaba claro porque se rolaba con un ruco de tantas decenas, porque en mi mente él era un anciano, y no lo sabía en ese entonces, que él estaba cometiendo un delito, porque salía con una menor de edad, a la que no creo nada más tarjera de manita sudada.

Por desgracia, al entorno machista saltillense de ese entonces le parecía excelente que una niña casi, anduviera con un rucazo casi treintañero; pero tampoco era mal visto, ya que era el esposo ideal para mi compa, el cual era muy rico e importante. Nada más le estaban entrenando a la nalga de su futuro y asegurándole que no fuera mercancía dañada que otro fuera a agarrar.

Así era entonces y así sigue siendo, porque en los entornos acomodados, se elige la carne de la cónyuge desde pequeña para que no vaya a hacer algo estúpido y se guarde para el marido conveniente.

En las redes sociales anda de moda un hombre de 50 años, que se ha hecho famoso por las mismas cuestiones estúpidas que se hacen famosas muchas personas: está bueno el bato, con un cuerpo muy trabajado e ilustrado, porque tiene tatujes hasta en el culo; anda con una novia-esposa a la que le lleva mínimo 25 años, de la cual publica fotos en donde sólo sale con bikini; el señor éste posee el mal gusto de la gente en las redes sociales, que publica lo que come, a dónde va, porqué va, con quién va y no deja ningún detalle suelto, por lo que se puede saber a qué horas va al baño en su yate millonario, porque esa es su cualidad maravilla: está forrado en billetes.

El revuelo causado por Gianluca Vacchi en las redes, radica en la facilidad con la que este italiano vende su estilo de vida, en el que las mujeres buenotas, los vinos caros, los yates y la comida exótica, son...

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