Ivaginaria / Duro contra la Gorgona

AutorElia Martínez-Rodarte

A ver, mujercitas casadas: algunas de ustedes han olvidado por completo la sangre y el sudor que les costó llevar a ese hombre al altar. Parecía incasable. Pero un movimiento maestro en ese momento, en que lo agarraste cansado o cuando él estaba más enamorado (escoge la que te sea conveniente), te ayudó a conseguir el anillo.

Tras todo ello, hicieron el número y la gastadera inverosímil. Lo lograste. Ya agarraste al tipo. Por lo general la mujer es la que presiona hasta conseguir casarse, en su mayoría, y el hombre es el que presiona hasta conseguir cosas como un trío, o que su esposa le baile encuerada o que le cocine como su mamá.

Pero ¿qué sucede con algunas mujeres recién casadas? Hay muchas que apenas se sientan y se acomodan. La señora dice: ya llegué a mi casita nueva con mi marido recién estrenado, y ahora seré la maldita gorgona que nadie se esperaba me convirtiese. Tan sólo le agarra la onda a la vida matrimonial y de ahí en adelante todo será una dictadura. ¿Por qué hay tantas morras así de nefastas cuando se convierten en esposa de alguien? Es como si hubiesen llegado a la meta de una carrera en la cual ya pueden desparramar todo su imperio del mal. Y las carnes, en ciertos casos.

Por eso es que engordan muchos recién casados, quizás. Su única felicidad es la comida. De pronto la mujer con la que tardaron tanto en comprometerse, se ha convertido en el pulpo controlador que ya se asomaba de vez en cuando, en el tiempo que fueron novios. Ahora ella ejerce dominio de lo fundamental: del dinero, de las visitas a los padres y a las madres de cada uno, de las navidades y días de guardar, de los compromisos sociales como "pareja" y de todas esas cosas a las que él está obligado, porque nunca leyó las letras chiquitas del contrato. Muchos sólo querían que los dejaran en paz y por eso agacharon la cabeza al lazo.

Esas mujeres insufribles que traen a sus maridos como accesorios, cargándoles la bolsa o la vida, mejor deberían haber pensado en adoptar un perrito. El problema es que la mayoría de las mujeres de su generación ya se habían casado. O peor: todas se están casando y entremos en la vorágine para no...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR