Ivaginaria / Los derechos de las mujeres

Todo indica que tendremos una presidenta el próximo sexenio...Eso dice muchísimo de cómo ha cambiado la nación. No voy a hablar de las candidatas porque me van a llover palos y no de los chidos.

El hecho de que vayamos a votar a una presidenta no quiere decir que desaparece el machismo mágicamente y tampoco la violencia de género, mucho menos que se van a equiparar los salarios de la noche a la mañana. Menos vamos a lograr que no se nos menosprecie por tener vulva y vagina, sino que quizás hasta se ensañen los batos porque una mujer mandará en la nación.

En 1975 hubo una huelga nacional en Islandia de puras mujeres, logrando casi 90 por ciento de participación de ellas en ese país. Estaban hartas y salieron a pedir equidad e igualdad. Lograron dejar botados los jales y a las criaturas, porque siendo ellas mujeres del norte, como suele ser, eran poderosas y empoderadas. No lo lograron del todo, porque a nivel mundial se requiere que haya un giro tremendo a las condiciones en las que viven y se desarrollan las mujeres. Pero de que les movieron el tapete a sus batos, eso sí.

No en balde las naciones nórdicas son las más avanzadas en cuanto a derechos de las mujeres y educación sexual, además de que lograron controlar más a sus viejos rancios en cuanto a discriminación. No es que esas entidades abyectas de señores hayan desaparecido, pero al menos ahora se callan la boca, como hacen los señores mayores de 35 años en este país. Digamos que yo soy una optimista que cree que los más jóvenes no están en la vía rápida de convertirse en viejos rancios. Algunos ya llegaron ahí desde los 12 años, pero ni modo de tirarlos a un pozo como hacían los espartanos.

Pero desde aquí les digo a lo que sí tenemos derecho, porque mi útero lo manda: El derecho al placer y a experimentar muchos orgasmos sin remordimientos si el bato no termina. El derecho a no querer tener hijos y quejarse de la maternidad y de lo mucho que nos cuesta en dinero, tiempo y concesiones. El derecho a una orientación sexual sin censura ni necesidad de closetear.

El derecho a no ser sexual, ni sexualizada, a no tener ganas y expresarlo sin que...

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