Ivaginaria / Coquetear: el viejo truco

Esta frase que inicia la columna, algunos de ustedes ya la habrán visto en internet, porque suelo poner frases y luego se me ocurre lo que viene más tarde.

Después la gente opina sobre la frase en los chats, o piensan ciertas cosas muy inteligentes y así nacen las buenas ideas, o el ocio es la madre de todos los vicios, como le quieran llamar.

Tod@s coqueteamos con el otro al comunicarnos. Coqueteamos no de forma erótica o ligadora, sino buscando cualquier forma de negociación o comunicación, transa, chisme y todas las expresiones que nos ayudan a definir el mundo en en un lenguaje multifuncional. Es inevitable.

Pero existen personas que coquetean más que otros, quienes son curiosamente los seres que más necesitan una consolidación personal y emocional. Es decir, quienes coquetean lo hacen de una forma tal que logran que la gente babosee por ellos.

Obtener una dominación, sea momentánea o por mucho tiempo, es una forma de obtener al otro y su reconocimiento, lo cual no necesariamente deba ser en términos amorosos: por ejemplo, una edecán en un autódromo ejerce un control sobre los transeúntes y seguramente obtendrá por esa gracia una ganancia. Redondo es.

Al tener a alguien amarrado a su tafanario, los que coquetean pueden cederle o no los encantos, porque en la lucha de seductora y seducido, el que se deja seducir es el que pierde, aunque no sepa ni cómo pasó. Por un decir. Y depende de lo que se pierda y con quien. Quedándonos al final con este embrollo que parece emanar de una pesadilla de Cantinflas.

Pero ay queridos, si ya no me sorprende que seamos cada uno un costal de taras y de sociopatías. Miren, entonces de acuerdo al psicoanálisis y a lo que leí en el libro Flirtear de Adam Phillips, prácticamente todas las personas que coquetean funcionan como una especie de vampiros, (no los murciélagos metrosexualizados hoy tan de moda...)

Cada persona que coquetea en exceso busca afianzar su seguridad mediante la aceptación, la caza o la seducción del otro.

Esos logros van afianzando las agarraderas de la voluntad de quienes coquetean. Por eso la...

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