Ivaginaria / La cópula y el espejo

En la alta noche, que es cuando suceden todas las averías, alguien dijo que el poeta argentino Jorge Luis Borges había escrito que el coito y los espejos son abominables porque replican a los hombres, es decir, multiplican la especie. Me imagino que piensan en eso como algo abominable porque hay mucha banda en el planeta y porque realmente está subvaluado el control natal. Pocos se enmican, follan a pelo y se vienen adentro.

A mí me escandalizó un poco lo dicho, porque no veo a un escritor como Borges que es absolutamente asexual y nada cogedor, diciendo una palabra con tanta carga forniciable como lo es coito, que básicamente es unir un hoyo con un falo.

Nuestro amado Borges, uno de los pilares de la literatura en español, no es alguien que hubiese escrito una palabra como coito, pero no lo digo por mocha ni mamila, como muches pensarían, sino porque los escritores en general poseemos nuestras propias palabras y el temperamento del cual queramos dotarlas. Escribimos porque sentimos y porque sabemos que palabras nos quedan a la persona y al autor que somos. Por ello me parece una palabra improbable para alguien como Borges.

Para no quedarnos con la duda acudimos a la fuente, para comprobar que el poeta Borges no era un pelado coital como el resto de los tontos mortales.

Coito es una palabra fuerte porque siempre implica metida. En su etimología original aludía al orgasmo en conjunto entre dos entidades con genitales de sexo géneros opuestos. Digamos que la coitalidad se trataba de un señor y de una señora que se enchufaban en situación pene-vagina.

Pero cuando checamos la fuente de este coitocomentario, nos remitimos a la fuente y decía: "Entonces Bioy Casares recordó que uno de los heresiarcas de Uqbar había declarado que los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican el número de los hombres. Le pregunté el origen de esa memorable sentencia y me contestó que The Anglo-American Cyclopaedia la registraba, en su artículo sobre Uqbar."

En el cuento "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius" el señor Borges no aludía a un coito sino a la cópula, que es básicamente la idea del acoplamiento sexual entre dos entidades.

Lo malo de la palabra cópula es que hemos menospreciado su utilidad, porque en sí sirve para todas las comunidades sexuales...

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