Ivaginaria / Cómprate una moto

AutorElia Martínez-Rodarte

Una de las etapas más llamativas en el desarrollo y crecimiento de un hombre de cualquier denominación, ente masculino, heterosexual, bisexual, heteroflexible y homosexual, es cuando llega a la andropausia. Al contrario de las mujeres, que cuando se comenta sobre los síntomas de la menopausia lo menos que dicen es que se les va a secar el coño, los anuncios de la andropausia no son tan evidentes. La andropausia va avanzando lenta y la menopausia aparece como payasito de caja sorpresa.

La andropausia se manifiesta aproximadamente a los 40 años y cuando tarde a los 55, y esto significa que el cuerpo masculino dejará de producir testosterona en las cantidades que producía en sus años de mayor capacidad reproductiva. Algunos individuos a los ochenta años salen con que embarazaron a alguien y procrean como patriarca bíblicos. ¿Neta señores? No habrá sema poderosa, pero sí ponzoñosa.

Cuando la testosterona mengua, entonces se presentarán los primeros síntomas como: baja en la potencia sexual, en la función eréctil y en la producción de espermatozoides. Esto no quiere decir que se aparezcan al mismo tiempo como un susto, sino que a partir de los treinta inicia el declive de producción de hormona masculina.

Es un estadio de cambio en la vida reproductiva del hombre y en su forma de asumirlo, porque como hemos visto en tantos casos, los primeros avisos de la andropausia llegan con: el señor se compra una moto y allá anda con su pedorreta asustando a la gente mayor con sus ronrones. El individuo se emperra, se divorcia y al año tiene otro bebé, parido por una mujer también casi recién destetada de su madre. El tipo decide que se va a pintar / trenzar / rapar /cortar a ras / poner rastas o trizar el pelo. En cuanto al cabello nunca fallan: creen que es sinónimo de juventud. Se les nota a leguas que quieren gritar algo. Por una parte es: "vean al sabroso chavoruco que soy con la greña suelta", pero su calva de pelo largo, sí saca de onda.

Todo ello es una reacción ante el pasmo y frente a situaciones fatídicas que atraviesan los andropáusicos como: ¿por qué ya no se me para como antes?; si tengo ganas, pero no puedo mantenerla; me canso más rápido; mi escroto está más colgado; soy yo, ¿o sí...

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