Ivaginaria / De capa caída

Cuenta el filósofo galés Jack McLaughlin en sus memorias (Loup furieux, 1967) que cierto día entró a una taberna irlandesa en Dublín y entre las muchas damas que ahí se podía ligar, seleccionó a la más ebria del lugar. La señora en cuestión llevaba una relación de horas con el señor Jack Daniels y en el alcoholímetro marcaba la categoría Boris Yelstin (sí, yo también vi ese capítulo de Los Simpson).

McLaughlin, de legendaria mano larga y agudo choro mareador, le sacó por hipnosis los elefantes rosas a la mujer y se la llevó a a su casa. Ya entrados en gastos, describe el momento en el cual ella recibe una dosis fajadora que no solamente le baja la borrachera, le cura la cruda y le afina el enfoque: le pone una zarandeada precoital que resulta ser más milagrosa y terapéutica que las charcas de los cajitas adoradores del Niño Fidencio.

Detalla cómo la mujer, con la sobriedad de un exalcohólico, pero con la lujuria de la Bella Durmiente tras el beso del príncipe, se le lanza encima al filósofo galés a quien le quita la ropa con las manos transformadas en garras y lo besa como si lo fuera a desollar.

Narra, con la sorpresa del hombre que vio por primera vez el fuego, cómo la mujer empieza a hacerle el amor a él, de manera furiosa, luego suave y cuando inicia propiamente lo que es el momento del fornicio... McLaughlin describe puntualmente la total y rotunda ausencia de erección.

Con bastante serenidad y aplomo, McLaughlin realiza una disertación acerca de lo que él llama "el ataque de la vagina dentada" (mencionada por otros autores en diversos textos), pero ahora como víctima, y sobreviviente, de una de ellas. El pensador se autorizó moralmente para tratar el tema y disectarlo, no como una forma de justificación de su "no pude", sino como una manera de engrosar la teoría acerca del muy sobado tema "quiero, debo, me urge... pero lo siento, no puedo".

¿Por qué nomás no se le hizo? Simplemente al señor pene de filósofo no se le puso en gana hacerlo ese día. Punto.

Una de los más aterradores escenarios para un individuo es que no tenga una erección en el momento en que va hacerlo. Pero uno de los escenarios más de hueva para una mujer es ¿qué hago cuando no pudo?, porque a menos que padezca disfunción eréctil esas cosas le pasan a todo mundo que tenga...

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