Ivaginaria / (Aún hay) club de las mujeres engañadas

AutorElia Martínez-Rodarte

¿En qué lado hemos estado más? ¿En el de la tercera rueda o en el de la sufrida mensa que sabe que a su primate se lo despeina otra de su misma especie? Eso de que las mujeres hacían un club o se aliaban como socias para hablar mal de tontos pitolocos, me parece una falsa sororidad y unas ganas de torturarse algo enfermas.

En aquellos días cuando Laura "La tesorito" León y Lupita "la leona dormida" D´Alessio azuzaban a las mujeres a aullar por los engaños recibidos de forma inmerecida, ya existían siglos de leyendas de mujeres cornudas y no sólo en los textos del antiguo testamento.

Luego llegaron otras señoras engañadas a la música y a los escándalos de la vida pública en el mundo entero, lo cual orillaba a la mujer cornuda a una posición de venganza y revanchismo: basta de infidelidad. Entonces aparecieron esas revanchas hembristas que todes ya conocemos y que son la música de ambiente de muchas borracheras de señoras, lo cual es sintomático: ponerse hasta el tronco siempre será una catársis ante la inseguridad (o seguridad) de que nos engañan.

Hace poco veía un documental sobre la directora de cine y escritora Nora Ephron. Es su vida narrada por su hijo. Ella es autora de "Tienes un email", "Cuando Harry conoce a Sally" y "Desvelado en Seattle", las películas de comedia romántica más famosas de fines de siglo pasado. Esta señora estuvo casada con Carl Bernstein, un famoso periodista norteamericano que le puso el cuerno pública y ostensiblemente. Entonces ella escribió un libro llamado "Heartburn" sobre el matrimonio, el cuerno y el sonadísimo divorcio. Luego hicieron una película. Después hablaron pestes sobre el periodista Bernstein durante años, poniéndola a ella como la bruja descobijadora y paleta. La lección toral es que las mujeres engañadas deben de mesurarse, de preferencia. Como ese apretón de ovario que se autorecetó Hillary Clinton cuando supo que a su presidente esposo se la había mamado una estudiante en la oficina oval. O como le pasó a Beyoncé con su esposo rapero Jay Z, a quien le perdonó las infidelidades, pero paleteó en un disco que se llama "Lemonade". Y el bato aún lo acepta en público...Ash. No siguió la máxima de oro...

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