Ivaginaria / El otro yo

Estoy convencida que dentro de nosotros vive otra persona, personaje o personalidad. El que sale a veces cuando vamos a hacer algo prohibido, mal visto o vergonzoso. La sombra en donde habitan nuestros demonios. Sigmund Freud nos destazó la psique y el espíritu y dividió en tres potencias nuestra triste identidad. El yo, el súper yo y el ello.

El súper ego es una especie de carta moral: es la forma en la que interactuamos socialmente, cómo nos adaptamos a una sociedad, a sus reglas y asegunes. El ego es el balance: mantiene todas nuestra animalidad dizque a raya y se encarga de satisfacer nuestras necesidades fisiológicas y calmar a la bestia que somos.

El ello son todos nuestros dislates: "es el arte primitiva, desorganizada e innata de la personalidad, cuyo único propósito es reducir la tensión creada por pulsiones primitivas relacionadas con el hambre, lo sexual, la agresión y los impulsos irracionales. Constituye, según Freud, el motor del pensamiento y el comportamiento humano. Opera de acuerdo con el principio del placer y desconoce las demandas de la realidad...La necesidad de obtener comida, la agresividad, así como la búsqueda del sexo, son respuestas del ello a diferentes situaciones. Es decir, es el inconsciente", dice la Wikipedia.

Ahí fue donde se le botó el fusible al austriaco Josef Fritzl, el ahora famoso monstruo de Amstetten, en la Baja Austria. El ello de Herr Fritzl se apoderó de su persona convirtiéndolo en un ser bestial que traspasó las barreras de la civilidad y violó, además de a su hija durante 24 años y quizás a sus propias hijas/nietas, todos los derechos humanos de sus propios familiares.

Este hombre mantuvo en un sótano a su hija durante más de dos décadas, tuvo siete hijos con ella y mantuvo oculta esta doble vida. Hasta su esposa lo ignoraba, aparentemente. Ahora el monstruo va a la cárcel y la seguridad social austriaca enfrenta el enorme jalezote de componer las psiques atrofiadas de toda la familia Fritzl ahora más numerosa que nunca.

Una cosa es que uno vaya y se masturbe viendo imágenes que nunca aceptaría que ve. Otra también es realizar actos sexuales consensuados o prácticas eróticas de nombres extranjeros que la demás gente ni alcanza a adivinar, es más ni siquiera a pronunciar bien.

Nosotros...

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