Ivabelle Arroyo / Rumbo al quinto informe

AutorIvabelle Arroyo

Hace un año, casi inmediatamente después de los saludos de rigor, antes de que los diputados gritones lo increparan, Fox leyó al País: "El mandato ciudadano que recibí fue muy claro: profundizar en la democracia y avanzar en la construcción de un país que tuviera como ejes la independencia de los poderes y el fortalecimiento del orden jurídico".

"La democracia", siguió leyendo el Presidente en su cuarto informe, "exige proteger libertades y derechos civiles, fijar responsabilidades y fomentar la rendición de cuentas. Exige también una gobernabilidad que, además de las normas, los procedimientos y las estructuras de decisión, comprenda una responsabilidad compartida entre la autoridad y la comunidad política".

La verdad es que no se puede estar en desacuerdo: son palabras sensatas, casi bellas. En ningún momento se lee entre líneas algo como "la señora democracia soy yo".

Lamentablemente, lo que ahora promueve el Presidente de la República, en abierta campaña de sensibilización hacia su informe, es totalmente otra cosa. Con un malabar mercadotécnico, ideado por la enorme astucia de la multipremiada publicista Olabuenaga, el Presidente resignifica los principales problemas que se le adjudican en materia de conducción política y los convierte en activos electorales contra su adversario el PRI.

¿Cómo, cómo? Pues así: las cápsulas que han inundado la radio y la televisión pusieron el énfasis en las debilidades para convertirlas en pruebas fehacientes de la naturaleza democrática de Vicente Fox. ¿Suena complejo? No lo es. Mire usted, gracias a esas cápsulas, los fuertes señalamientos de los medios sobre el Gobierno dejan de tener el acento en los errores gubernamentales, para ponerlo en el maravilloso mundo de la libertad de expresión. Ése es el mensaje del anuncio que dice: "A veces me preguntan si no me molesta cuando me critican los medios. ¡Pos claro! ¿A quién le va a gustar? Pero me voy a morir en la raya defendiendo el derecho de todos a hacerlo". O sea que si MURAL señala el enriquecimiento irregular de su familia política, él contestará: éste es el mejor ejemplo que hay para mostrar la libertad de expresión. Ah muy bien, señor, pero ¿y las obras adjudicadas a los Sahagún...

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