Ivabelle Arroyo / El bache del PRI

AutorIvabelle Arroyo

A quién le importa quién se queda con la oficina del PRI en Guadalajara, si lo que a todos tiene enojados, digan la verdad, son los malditos agujeros en los que a diario caen los neumáticos de los autos en la zona metropolitana. Ese maldito bache. Ese que se regenera como artrópodo, como indignante recordatorio de que a los tapatíos les ven la cara con pavimento pirata, ¿o no? Ah, pero hay de baches a baches y a veces consuela ver que fue otro quien cayó en el más grande. Por ejemplo, el PRI, que se cayó este domingo en tremendo hoyo: se les ponchó la elección de dirigente municipal y los próximos días estarán buscando una refacción. El bache que les tocó tenía un mal padrón, unas credenciales falsas, otras con tinta fresca, y cartitas de afiliación al vapor.

La primera lectura, la más simple, es que los tricolores no olvidan las viejas mañas. Pero siempre hay más lecturas y en el análisis coyuntural no necesariamente se anulan entre sí. Aquí les va otra.

Lo interesante del frustrado proceso electoral de los tricolores tapatíos es que éste evidencia la transformación que está sufriendo (literalmente sufriendo) el otrora partido más poderoso del país. Un poco de atención y la pregunta adecuada conducen a la conclusión de que en el PRI se hicieron bolas porque desde el 2001 quieren fortalecer a la militancia como eje del partido, pero que no tienen militancia como tal: tienen masas simpatizantes de votantes esporádicos.

Recuerden que el PRI ha sido tradicionalmente un partido de cacicazgos combinados con la fuerza del corporativismo y que la militancia individual sólo era importante como materia prima de los grupos y sus liderazgos.

En esos tiempos que ahora se antojan lejanos y no lo son tanto, los dirigentes y los candidatos eran designados por el consejo político, en donde se encontraban los caciques y líderes corporativos bajo las órdenes del mandamás único de turno. Esta estructura se repetía y espejeaba en ámbitos más reducidos (municipios) o más amplios (el país).

Pues bueno, lo lógico, en un intento por renovar a un partido que perdió el poder, es que se quite peso a los sectores y a los caciques, y se dé entrada a los militantes (un aplauso, para animarlos). Puede sonar incorrecto, pero ahí no tienen cabida los ciudadanos de todos los colores. La razón es simple: a los ciudadanos ajenos a la vida...

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