Isabel Turrent / Trump y Putin

AutorIsabel Turrent

Como si estuviera empeñado en escenificar un veloz suicidio político, Donald Trump ha cometido todos los errores posibles en el arranque de su campaña. En unos cuantos días, tiró a la basura el apoyo fundamental de militares y veteranos (al burlarse de la familia de un soldado musulmán caído en Iraq), mucho del poco que le quedaba de las mujeres (sentenció que la mejor salida para cualquiera que padezca acoso sexual en su trabajo... es buscar otro), y del timorato Partido Republicano de hoy, al negarse a apoyar las candidaturas de dos prominentes representantes del partido en sus distritos.

El resultado ha sido una desbandada de republicanos e independientes a las filas del Partido Demócrata. Hasta Vladimir Putin debe estar desilusionado. Los errores de Trump arruinaron el impacto de la publicación en WikiLeaks de los correos hackeados por rusos que intercambiaron los líderes demócratas y que mostraban la preferencia del partido por Clinton sobre Bernie Sanders, y que debió, no sólo haber convertido a la Convención demócrata en un campo de batalla político, sino marcar los temas de la agenda en contra de los intereses de Clinton y a favor de Trump.

Putin había tejido una política digna de una novela de John Le Carré. Una red de halagos y apoyos clandestinos para envolver a Trump que le regalaría, de llegar el candidato republicano a la Presidencia, el premio gordo de la lotería geopolítica que ha jugado desde que llegó al poder hace más de 15 años: un canal de influencia en la Casa Blanca.

La culminación de su larga campaña para dividir a Occidente, apoyar a los partidos europeos nacionalistas de ultraderecha para debilitar a la Unión Europea y acabar con la OTAN y el pacto de defensa mutua que la sostiene.

Se libraría, además, de Hillary Clinton, con quien Putin tiene una enemistad personal. En 2011, la acusó de promover y echar a andar las protestas contra las fraudulentas elecciones parlamentarias rusas. Putin y los demás cleptócratas que encabezan y se benefician de la dictadura que han establecido, la consideran, asimismo, una abogada del poder duro -el militar- y de las sanciones que padece Rusia desde que invadió Crimea.

Le Carré podría haberle puesto a esta novela un título corto pero contundente: El golpe perfecto. El villano es inmejorable. Vladimir Putin, un agente del servicio de inteligencia formado en...

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