Isabel Turrent / Las (sin)razones de Kissinger

AutorIsabel Turrent

A Henry Kissinger hay que escucharlo con la misma frialdad desapasionada que permea su visión del mundo y su famosa realpolitik -una complicada teoría política del equilibrio en el escenario internacional, racional y fría en defensa del interés nacional, pero sin perder de vista los intereses, casi inamovibles porque están enraizados en la historia, de los enemigos reales y potenciales de un país.

Hay que leerlo sin olvidar que la realpolitik kissingeriana se centró siempre en enemigos de peso capaces de emprender una guerra nuclear y pasó por encima de Vietnam y de Chile sin ningún miramiento: fue y será siempre imperdonable que haya contribuido a hundir a Chile en la dictadura larga y cruenta de Pinochet.

Escucharlo en función de su inteligencia y sus logros más allá de su arrogancia, su servilismo frente al poder y el choque que nunca ha podido resolver entre su vocación de intelectual crítico y su quehacer político, inclemente, pero pragmático y eficaz.

En estos tiempos de diplomacias ideologizadas que distorsionan la realidad y hacen a un lado el imperativo de defender los intereses nacionales, y en medio de la guerra de Rusia contra Ucrania y las declaraciones recientes de Kissinger (y políticos como Macron, que ha perdido la razón) que proponen que Ucrania conceda territorio a Rusia para negociar la paz, es bueno volver al pasado. Regresar a la política de détente -"coexistencia pacífica"- que Kissinger diseñó cuando era el poderoso secretario de Estado de Richard Nixon y Gerald Ford y ha seguido defendiendo por décadas fuera del poder.

La détente con China y Rusia no defendía valores inmutables, ni siquiera la promoción de la democracia y el liberalismo. No era, escribió alguna vez Kissinger, una búsqueda idealista de cooperación per se sino un método para encauzar la competencia geopolítica, dentro del marco de los límites a la libertad de acción de Estados Unidos y los intereses del otro. La realpolitik no buscaba la hegemonía ilimitada: "la seguridad absoluta de una parte -dijo alguna vez- implica la inseguridad absoluta de las otras".* Sus metas eran evitar una guerra nuclear y apuntalar un orden internacional estable a través de la negociación.

Con China, hizo concesiones ambiguas y abiertas (dejó a Taiwán en...

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