Isabel Turrent / El petate de la privatización

AutorIsabel Turrent

Varios escritores y académicos han expuesto en días pasados las razones de su apoyo a la estrategia energética de López Obrador. Al mismo tiempo, han manifestado su deseo de que se organicen amplios debates. Los actos recientes han revelado, en más de un sentido, la contradicción entre ambas posturas. Resulta difícil declarar una disposición al diálogo y apoyar, al mismo tiempo, una estrategia encaminada a destruirlo. Pero más allá de estas incompatibilidades, las declaraciones de estos intelectuales contienen premisas que hubieran lastrado de entrada cualquier debate sobre el petróleo, aun sin ese extraño uso de la presión y la fuerza que ellos -orwellianamente- llaman "resistencia civil".

Para estos intelectuales que parecen haber adoptado los usos y costumbres retóricos de AMLO, la palabra es una sustancia elástica, una especie de boligoma que puede usarse a conveniencia y sin relación con su verdadero significado. Del mismo modo en que López Obrador utiliza la palabra "resistencia", ellos dicen actuar contra la "privatización" del petróleo. A su juicio, el concepto "privatizar" abarca cualquier participación privada en cualquier actividad relacionada con los hidrocarburos, aun cuando sea acorde con la Constitución. La acepción precisa del término, por supuesto, es muy distinta. Lo que el resto del mundo entiende por "privatización" es la venta a empresas privadas de los recursos y activos de una industria (o parte de ella). En ningún lugar del mundo -salvo México, que a veces parece no vivir en este mundo- alguien se atrevería a acusar a una empresa estatal de "privatizarse" por firmar acuerdos o contratos con empresas privadas.

Veamos cómo operan las cosas en el mundo real, no en el éter. Tan sólo en los dos últimos años, la prensa internacional ha informado sobre numerosos acuerdos entre empresas petroleras estatales y compañías privadas. El último de ellos -International Herald Tribune, 9 de abril- involucra a Gazprom, la enorme empresa gasera estatal rusa, y a Eni, una compañía privada italiana. Representantes de Eni y Gazprom firmaron en 2006 un acuerdo para emprender proyectos conjuntos de exploración y producción de petróleo y gas en diversos países. La nota confirma que las dos empresas llevarán a cabo un proyecto en Libia para transportar gas natural de ese país a Europa. La cooperación entre Eni y Gazprom no se limita a esas actividades. Moscú ha otorgado a Eni el derecho de participar en la exploración y producción de...

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