Isabel Turrent / ¿Peppa Pig?

AutorIsabel Turrent

Leí y releí más de una vez. En medios ingleses serios y no tanto, porque parecía de ciencia ficción. En medio de una avalancha de problemas, y probablemente en la pomposa cena anual del Lord Mayor en Guildhall, que reúne a funcionarios y empresarios aún más poderosos que los políticos -o en alguna otra reunión igual de importante-, el primer ministro Boris Johnson salpicó su discurso con menciones a Peppa Pig.

Los británicos were not amused. Ni siquiera sus partidarios conservadores, o Tories, que creen que el triunfo de Brexit y la victoria electoral de 2019 son una patente de corso que les permite pasar sobre cualquier norma en el ejercicio del poder. Johnson y la élite política que preside tienen dos graves problemas. El primero es que Inglaterra (como el resto de Gran Bretaña) es una democracia. El segundo, relacionado directamente con Brexit, es que para consolidar con éxito su salida de la Unión Europea tienen que negociar con Bruselas y su eficiente burocracia que habla con una sola voz por todos sus miembros. Johnson dejó de divertirlos hace mucho tiempo.

Los dos están estrechamente imbricados. Brexit -y ganarle al Covid- eran las metas de Johnson en el poder. Ha perdido la batalla frente al Covid, y Brexit se ha convertido en un galimatías irresoluble que le costará al país, como lo advirtieron los filoeuropeos británicos desde 2016, una caída de 15% en las exportaciones e importaciones del país; un descenso de 4% en la productividad y anaqueles vacíos en las tiendas. Nada menos que 80 000 millones de libras al año en pérdidas.

El costo económico de abandonar Europa es y será altísimo; el político no es menor. Johnson ha decidido pasar por encima del asunto más peliagudo de Brexit: Irlanda del Norte. Está empeñado en no respetar el acuerdo que él mismo firmó sobre las fronteras del libre mercado de bienes europeo que incluía a Irlanda del Norte y mandar productos que no cumplen con las regulaciones de la Unión Europea a Irlanda del Norte -que es parte de GB-, y de paso, a Europa a través de Irlanda, miembro de la UE.

Esto es lo que sucede cuando el fanatismo define una agenda política. Bruselas ha optado por la "paciencia estratégica". Uno de sus funcionarios confesó hace poco que la visión de los Tories en el poder es muy...

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