Isabel Turrent / Japón: un cambio peculiar

AutorIsabel Turrent

Para Daniel.

El Partido Liberal Democrático (PLD) hubiera perdido las elecciones de cualquier forma. El voto del electorado japonés el 30 de agosto, que puso en manos del Partido Democrático de Japón (PDJ) 308 asientos de los 480 de la Cámara Baja, fue antes que nada un voto de protesta. La economía y la política no han funcionado bien en Japón desde hace mucho tiempo. El mejor símbolo de las altas y bajas de una recesión persistente que afecta al país desde los noventa es la cara de sus grandes ciudades. Tokio, una urbe inmensa, culta y profundamente interesante, se quedó paralizada en los ochenta. Sus tiendas despliegan aún una variedad aplastante de aparatos electrónicos y ropa a la última moda, pero la arquitectura que alberga a comercios, restaurantes y oficinas despide un inevitable aroma ochentero. Volar de Tokio a Shanghai es viajar del mejor escaparate del crecimiento económico del siglo XX, al auge en el XXI.

Los japoneses conocen mejor que nadie la brecha que se ha abierto entre ellos y los chinos: son uno de los pueblos más educados e informados del mundo. Durante 15 años transitaron por un cómodo estancamiento, escudados en su insularidad, mientras China invadía los mercados (que habían apuntalado la exitosa economía exportadora nipona), acumulaba superávits comerciales crecientes y exportaba inversiones y capitales por el mundo. La crisis financiera del 2008, rompió la larga complacencia del Japón.

El colapso de la demanda en Europa y Estados Unidos fue una debacle para la economía japonesa cada vez más dependiente de sus ventas en el exterior: las exportaciones empezaron a derrumbarse mes con mes. Junto con ellas, descendió la producción industrial, los precios y los salarios, mientras el desempleo crecía a diario. Japón se convirtió en una de las economías más golpeadas por la crisis. China, por el contrario, aplicó paquetes de estímulo y créditos baratos para elevar el consumo en su inmenso mercado interno, aprovechó los puntos de ascenso de la cambiante curva de la demanda externa y, hasta ahora, ha sorteado con éxito la crisis.

Además, en Japón, la economía es sólo una cara de un dilema que tiene tres facetas. La segunda es política: el PLD que había gobernado, con un breve interludio, por 55 años, carecía de ideas, propuestas y líderes. El electorado no tenía otra opción más que mandarlo a retiro. La tercera cara del problema son los japoneses mismos. El PDJ ganó las elecciones bajo una bandera única: "chenyi". Una...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR